PEKÍN. Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Vladímir Putin, mantuvieron un breve encuentro en los márgenes de la XXII Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se celebra en Pekín.

 

 
Obama y Putin conversaron mientras esperaban a hacerse la tradicional foto de grupo del foro APEC, aunque ni la parte estadunidense ni la rusa revelaron si hablaron sobre algunas cuestiones relevantes.

 

La eventual celebración de una reunión entre ambos líderes es de lo más esperado en esta cumbre, que hoy concluye, después de que Washington amenazara con imponer nuevas sanciones a Moscú por reconocer las elecciones de hace ocho días en las zonas controladas por los rebeldes prorrusos en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk y que ganaron los separatistas.

 

El encuentro de Obama y Putin es el primero desde que ambos mantuvieron una breve conversación sobre la crisis ucraniana durante las conmemoraciones en Francia del 70 aniversario del desembarco de Normandía, en junio pasado.

 

Según dijo el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, a un grupo de periodistas en Pekín, el encuentro podría producirse en la capital china “o en Australia, o aquí y en Australia”.

 

Peskov respondía así a una pregunta sobre la posibilidad de que Putin y Obama se reúnan en Pekin o durante la cumbre del G-20 en Brisbane (Australia).

 

 

Con quien sí tuvo Obama un acercamiento amistoso fue con Xi Jinping, el mandatario chino. Poniendo buena cara al futuro de los lazos entre Estados Unidos y China, el presidente Barack Obama anunció que los dos países comenzarán a otorgar visas para los ciudadanos de ambos países que serán válidas hasta por una década. Sin embargo, los temas difíciles quedaron en el aire, como derechos humanos y comercio, reflejando el difícil camino que tienen al frente las dos potencias económicas.

 

 

Beijing ha visto con inquietud el interés de Obama en la región, sospechando que Estados Unidos quiere acotar el ascenso chino, pero el mandatario estadunidense insistió en que “la prosperidad de un país no debe llegar a expensas de otro”.

 

 

“Queremos que a China le vaya bien”, dijo Obama. “Competimos en los negocios, pero también buscamos cooperar en un amplio rango de desafíos y oportunidades compartidas”.

 

 

El anuncio de la visa se conoció tan pronto como Obama llegó a Beijing, en una muestra adelantada de lazos más cercanos que permitieron al presidente retratar la relación como una asociación de buena fe. Obama aseguró que si Estados Unidos y China pueden trabajar juntos, todo el mundo se beneficiará.

 

 

En la embajada estadounidense, Obama recibió a los jefes de estado de otros 11 países —excluyendo a China— que buscan un pacto comercial que se ha visto dilatado.

 

 

“Seguiremos trabajando para lograrlo”, declaró el presidente, quien señaló que el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) es el “modelo de comercio del siglo XXI”.

 

 

El acuerdo ha sido piedra angular del esfuerzo de Obama por ampliar la influencia de Washington en Asia, pero también es un punto de conflicto con Beijing, que no es parte del tratado y ha respondido buscando su propio pacto comercial regional.

 

 

 

Obama celebra la llegada del Banco Mundial Asiático

 

 

PEKÍN. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio la bienvenida a la iniciativa de China de crear el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), pero dijo que espera que “sea transparente y responsable”.

 

“No sólo no nos oponemos, sino que activamente secundamos los esfuerzos de China de hacer contribuciones al orden internacional. Pero lo que hemos dicho con consistencia es que es importante que China respete las normas internacionales mientras expande su influencia tanto regionalmente como alrededor del mundo”, añadió.

 

Obama hacía estas declaraciones en una respuesta a periodistas sobre la iniciativa del BAII durante un encuentro con el primer ministro australiano, Tony Abbott, quien aseguró a su vez estar “esperando a ver cierta evolución para ver si (la entidad) tiene la misma transparencia que otras instituciones multilaterales”.

 

Australia no se unió a la iniciativa inicialmente debido a sus dudas -compartidas por EU, Corea del Sur y Japón- sobre la gestión de esta entidad y sobre asuntos relacionados con las responsabilidades.

 

Pekín lanzó oficialmente el pasado 24 de octubre el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras ((BAII), una nueva entidad financiera que muchos ven como una respuesta de este país a la excesiva influencia de EU en el Banco Mundial o la de Japón en el Banco Asiático de Desarrollo.

 

Veintiún ministros de Finanzas de la región, entre ellos los de China, India, Malasia y Tailandia, firmaron en la capital pequinesa el acuerdo que da comienzo formal al BAII, que tendrá un capital inicial de 50 mil millones de dólares.

 

 

 

Deshielo entre Japón y China

 

 

PEKÍN. El presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, celebraron un largamente esperado encuentro en Pekín, tras dos años de conflicto entre las dos potencias asiáticas, aunque dejaron claro que las distancias para una reconciliación total aún son grandes.

 

Tras un apretón de manos en el que mostraron un semblante serio, Abe y Xi mantuvieron en el Gran Palacio del Pueblo una reunión entre líderes de los dos países que no se producía desde mayo de 2012, cuando los entonces primeros ministros, Wen Jiabao y Yoshihiko Noda, se encontraron también en Pekín.

 

El encuentro, organizado sin anuncio previo y a petición de la delegación japonesa, se produjo en las horas previas a la participación de ambos mandatarios en la APEC.

 

En la reunión de esta jornada el presidente chino mostró que aún hay divergencias bilaterales, al señalar que China “espera que Japón siga el camino del desarrollo pacífico y adopte unas políticas militares y de seguridad prudentes”.

 

“Graves dificultades han aparecido en los lazos chino-japoneses en los pasados dos años, y está muy claro qué los ha provocado”, aseguró Xi, quien añadió: “Japón debe hacer más cosas para ayudar a impulsar la confianza mutua con sus países vecinos, y jugar un papel constructivo en salvaguardar la paz y la estabilidad”.

 

También expresó que China siempre ha dado importancia a sus lazos con Japón y ha defendido un avance de estas relaciones, siempre bajo el espíritu de que ambas partes “tengan en cuenta la historia entre ambos (en la que no han faltado conflictos bélicos) para mirar al futuro”.

 

Abe, citado por la agencia Xinhua, declaró que Japón está decidido a seguir ese “desarrollo pacífico”, por la importancia de las relaciones con China, aunque dejó claro que su Gobierno mantendrá los mismos puntos de vista respecto al conflicto histórico con China que sus antecesores.

 

Una declaración ambigua acerca de una posible reconciliación con Pekín, si bien en gobiernos japoneses anteriores las relaciones fueron más fluidas con Abe, de talante más conservador.

 

Tras la reunión, Abe manifestó a la prensa nipona que le acompaña en la visita oficial que en ella propuso a Xi un mecanismo de “gestión de crisis” para debatir el principal conflicto que enfrenta a Pekín y Tokio, la soberanía sobre el archipiélago Diaoy/Senkaku, en el Mar de China Oriental.

 

Con estos reencuentros de alto nivel ambas potencias regionales “regresan al punto de partida de una relación estratégica de beneficio mutuo”, valoró el mandatario japonés, quien concluyó que “se ha dado el primer paso para mejorar los lazos”.