Para muchos alemanes, Harald Jaeger es el hombre que abrió el Muro de Berlín.

 

De acuerdo con una entrevista publicada por NPR, el ex oficial de la frontera de Alemania del Este fue quien desafió las órdenes de sus superiores y dejó que miles de alemanes atravesarán hacia la Alemania oriental.

 

“Yo no abrí la pared. Las personas que estaban aquí, lo hicieron”, dice el hombre de 71 años, con un vozarrón de teniente coronel a cargo del control de pasaportes en la calle Bornholmer. “Su voluntad era tan grande, que no había otra alternativa que la de abrir la frontera.”

 

Harald Jaeger en uniforme junto a la bandera de su regimiento de frontera entre Alemania Oriental en 1964

Esas personas habían llegado a su cruce en la calle Bornholmer después de escuchar a Guenther Schabowski, miembro del Partido Socialista Unificado de Alemania, quien dijo por error en una conferencia de prensa la tarde del 9 de noviembre de 1989, que los alemanes del Este se les permitiría cruzar a Alemania Occidental de manera inmediata.

 

Schabowski ayudó a la líder de Alemania Oriental, Erich Honecker, a mantener el orden debido a la creciente presión pública en todo el bloque soviético por reformas.

 

Jaeger recuerda que casi se ahogó con su cena, cuando escuchó a Schabowski en el set de televisión en la cafetería desde su lugar de trabajo.

 

Él corrió a la oficina para obtener una aclaración de lo que se suponía que sus guardias fronterizos debían hacer después de dicha declaración.

 

Para los berlineses del Este era un anhelo ir a una parte de su ciudad que había quedado fuera de sus límites 28 años antes, el significado para Schabowski no pudo ser más claro.

 

El Muro de Berlín fue un “baluarte contra el fascismo”, recuerda. “Cuando se subió en él, 13 de agosto de 1961, me animé.”

 

Un sentimiento de incertidumbre

 

Veinticinco años más tarde de la caída del Muro, Jaeger confesó que en aquel momento se sintió confundido.

 

Recordó que entre 10 y 20 personas se presentaron en la calle Bornholmer justo después de la conferencia de prensa de Schabowski. Ellos mantuvieron su distancia de la travesía, con nerviosismo a la espera de una señal de los guardias de Alemania Oriental de que podían cruzar.

 

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Jaeger se ubica delante de un remanente del muro de Berlín. Detrás de él una foto del 9 de noviembre de 1989, cuando él era guardia de fronteras y abrió el cruce de la calle Bornholmer, permitiendo que los alemanes del este cruzaran el oeste, evento que marcó la caída del muro.

Los demandantes pronto aumentaron a más de 10 mil. Algunos con la consigna: “¡Abre la puerta!”

 

“Llamé a coronel Ziegenhorn, que era mi jefe en ese momento, y me dijo:”¿Usted me está llamando por esta tontería?”, a la vez que le pidió alejar a la población.

 

Asegura que pidió ayuda a otros funcionarios de gobierno, los cuales tampoco le contestaron.

 

Jaeger insistió en que los guardias fronterizos de Alemania Oriental no tenían órdenes de disparar a los berlineses del Este si intentaban cruzar ilegalmente a Occidente en esa noche o cualquier otra.

 

Pero el Centro oficial de Historia Contemporánea en Potsdam señala 136 personas murieron en el Muro de Berlín durante su existencia, incluyendo las personas que intentaron escapar, entre ellos guardias fronterizos y transeúntes.

 

Durante el cuarto de siglo que el ex oficial trabajó en el cruce de la calle Bornholmer, recuerda, sus compañeros sólo dispararon en una ocasión.

 

La noche que el Muro cayó

 

Para aliviar la tensión, se le ordenó dejar que algunas de las personas pasaran, pero se les tenía que poner el sello en sus pasaportes a fin de invalidar su regreso, dicha acción propició que la multitud se disparó.

 

Pese a que las órdenes de sus altos mandos era no dejar que más personas cruzaran, a las 11:30 horas Jaeger confesó que pidió a sus guardias dejar de lado todos los controles, quitar  la barrera y permitir a todos los berlineses del Este cruzar al otro lado.

 

Se estima que tan sólo en el cruce de la calle Bornholmer más de 20 mil alemanes del Este pasaron al lado Oeste, incluso algunos curiosos berlineses occidentales entraron al Este.

 

Las personas que cruzaban se abrazaban y besaron a los guardias fronterizos y los entregaron botellas de vino espumoso. Jaeger recuerda y revela que él se negó a salir de la Alemania del Este.

 

“Yo estaba de guardia”, explicó con una sonrisa.

 

Veinticinco años más tarde

 

La reunificación de Alemania Oriental y Occidental en 1990 llevó a la disolución de la autoridad fronteriza de Alemania del Este, lo cual ocasionó que Jaeger se quedará sin empleo.

 

Una vez realizada la reunificación de ambos países, indicó, el intentó poner una serie de negocios, incluyendo la venta de periódicos, sin embargo, estos fracasaron.

 

El ex oficial se retiró a un pequeño pueblo en las afueras de Berlín y pasa su tiempo dando entrevistas y viajar con su esposa, Marga.

 

Jaeger asegura que no se arrepiente de lo que hizo en la noche del 9 de noviembre de 1989, ni se le castigó por sus superiores de Alemania Oriental para hacerlo. MG