BEIRUT. El Ejército libanés repelió un intento de elementos armados de infiltrarse en una base militar en la región de Arsal, mientras que el grupo chií Hizbulá recuperó el control de una sede tomada por los yihadistas en el valle de la Bekaa.

 

 
En un comunicado, las Fuerzas Armadas informaron de que los soldados desplegados en la base de Wadi Hmayed se enfrentaron con “un grupo terrorista” y lograron que este huyera a las montañas.

 

Otro puesto del Ejército fue blanco de disparos desde un campo de desplazados sirios de las cercanías.

 

Por su parte, Hezbolá anunció que expulsó ayer a combatientes del Frente al Nusra -filial de Al Qaeda en Siria- de un puesto estratégico que domina la localidad de Brital, a 80 kilómetros al este de Beirut.

 

En esta zona, el pasado domingo perecieron entre ocho y once milicianos en las filas del grupo chií y decenas en las de los yihadistas, según diferentes fuentes.

 

Los combatientes de Hezbola tomaron el puesto estratégico de Um Jorch, y mataron al menos a quince extremistas.

 

La toma de ese puesto es importante porque era utilizado como plataforma para lanzar ataques contra el Líbano.

 

Los enfrentamientos en zonas fronterizas con los extremistas son frecuentes, sobre todo desde el pasado agosto, cuando estallaron combates entre el Ejército y los yihadistas del Estado Islámico (EI) y del Frente al Nusra, que se saldaron con 19 soldados muertos y unos treinta secuestrados.

 

El EI amenazó de hecho ayer con ejecutar a los rehenes en su manos si en tres días las autoridades del Líbano no cumplen sus reivindicaciones, según familiares de los soldados.

 

El padre del militar Mohamed Yusef dijo a las televisiones locales que un miembro del EI le informó del ultimátum en una llamada telefónica.

 

Entre las reivindicaciones de los extremistas figura la liberación de los islamistas de las cárceles libanesas, un corredor para que puedan aprovisionarse, la seguridad de los refugiados sirios y la retirada de Hezbolá de Siria, donde combate junto a las tropas del presidente Bachar al Asad.

 

Tanto el EI como el Frente al Nusra ya han ejecutado a algunos de los militares capturados en agosto pasado.

 

 

En tanto, en Irak, al menos 220 yihadistas murieron durante la madrugada de ayer en un bombardeo aéreo de la coalición internacional contra un convoy de los terroristas del EI.

 

 

Según el responsable de seguridad de la provincia septentrional de Nínive, Mohamed Ibrahim al Bayati, el convoy en el que viajaban los extremistas estaba compuesto por 25 vehículos, cargados también con armas y equipamiento militar.

 

 

Los combatientes se dirigían de la zona de Rabía, al oeste de la ciudad de Mosul, y fronteriza con Siria, a Ramadi, capital de la provincia occidental de Al Anbar y feudo de los extremistas.

 

 

Entre los fallecidos, figuran dos importantes cabecillas del Estado Islámico, agregó Al Bayati, que señaló, además, que el ataque había causado decenas de heridos,

 

 

Las víctimas fueron trasladadas al hospital de la localidad de Tel Afar, en Nínive, de donde el grupo terrorista expulsó a los enfermos civiles para dejar sitio a sus miembros heridos, según la fuente.