MADRID. Una ola de atentados dentro y fuera de Bagdad, incluida una mezquita chiíta, dejó un saldo de al menos 43 muertos y casi 90 heridos, en momentos en que el nuevo primer ministro, Haider al-Abadi, intenta formar un gobierno de unidad.

 

El ataque más mortífero ocurrió en el momento que una persona detonó los explosivos que llevaba consigo en medio de feligreses chiítas que salían de una mezquita tras las plegarias del medio día en la zona de Nueva Bagdad, lo que ocasionó 15 muertos y 32 heridos.

 

La mezquita y los edificios cercanos sufrieron importantes daños materiales, por lo que la policía cerró la entrada a la zona para investigar el atentado, reportó la cadena de televisión qatarí Al Yazira.

 

El atentado fue seguido por dos coches bomba que explotaron casi simultáneamente en las ciudades de Kerbala y Hila, al sur de Bagdad, donde 23 personas murieron y 57 resultaron heridos, mientras otros cinco civiles perdieron la vida en otros ataques en la capital iraquí.

 

Los atentados en Irak se han incrementado desde junio pasado, cuando el yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) se apoderó de varias zonas del oeste y norte del país y declaró un califato islámico en el territorio bajo su control.

 

Desde entonces, los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales iraquíes y los yihadistas no cesan.

 

Además los ataques y enfrentamientos tienen lugar en momentos en que el nuevo primer ministro intenta formar un gobierno de unidad nacional, que incluya a chiítas, sunitas y kurdos, para luchar contra el EIIL.