RIO DE JANEIRO. Más de cien mil personas desfilaron ayer en Recife (noreste de Brasil) ante el ataúd del candidato socialista a la presidencia, Eduardo Campos, quien Campos, fallecido al caer la avioneta donde se transportaba durante su gira, en el estado de Sao Paulo. La procesión se dio previo a una misa campal a la que asistió la presidenta Dilma Rousseff, quien fue abucheada por los presentes al llegar al Palacio do Campo das Princesas, sede del gobierno de Pernambuco.

 

Rousseff –quien ya había sido abucheada dos veces abucheada en el pasado Mundial- y el otro candidato a la presidencia, Aecio Neves, participaron en una misa al aire libre en Recife, oficiada por el arzobispo de Olinda y Recife, Fernando Saburido, y a la que asistieron decenas de miles de ciudadanos que rindieron los últimos homenajes al que fuera gobernador de Pernambuco entre 2007 y 2014.

 

Entre los presentes también se encontraban el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la ex senadora y ex ministra Marina Silva, quien figuraba como candidata a la vicepresidencia en la fórmula de Campos.

 

Fotografías de Campos, mensajes de despedida, banderas del PSB y flores rodeaban el Palacio do Campo das Princesas, sede del Gobierno de Pernambuco, donde fue velado el cuerpo del ex mnistro, así como del periodista Carlos Percol y el fotógrafo Alexandre Severo, quienes se encontraban en la aeronave en el momento del accidente ocurrido en Santos.

 

De acuerdo con la Compañía de Tránsito Urbano (CTTU), la fila para aproximarse al ataúd de Campos superaba los 3 kilómetros de extensión.

 

El candidato socialista, de 49 años y padre de cinco hijos, falleció el pasado miércoles cuando un avión ejecutivo en que viajaba con otras seis personas a un compromiso de campaña se estrelló a unos 70 kilómetros de Sao Paulo.

 

Acompañado por una multitud, Campos fue enterrado al lado de su abuelo Miguel Arraes, reconocido líder de izquierda en el estado de Pernambuco, quien murió el 13 de agosto de 2005, exactamente nueve años antes que su nieto.

 

Más allá del dolor colectivo, Brasil encara ahora la necesidad de recomponer el escenario electoral cuando restan menos de dos meses para que se celebren las elecciones presidenciales.

 

Hasta que se le atravesó la muerte, Campos era tercero en las encuestas con 10% de intención de voto, por detrás de Rousseff, que tiene en torno al 38%, y de Neves, a quien se le atribuye 23%, aunque dichos porcentajes pueden verse modificados con la eventual entrada de Silva en la lucha presidencial debido al seguimiento que tiene entre los votantes.

 

Tras conocerse la muerte del aspirante socialista, Rous02seff, Neves y el resto de candidatos presidenciales suspendieron la campaña electoral hasta que fuera celebrado el funeral del candidato socialista, por lo que los aspirantes podrían retomar mañana sus actividades.

 

No obstante, la verdadera campaña -con nuevos actores- comenzará el próximo martes con el inicio de la propaganda electoral en televisión, que por las propias dimensiones del país es el medio de proselitismo político por excelencia en Brasil.

 

El PSB anunció el inicio del proceso de consultas para nombrar al sucesor de Campos y el presidente de la formación, Roberto Amaral, dijo que las primeras personas en ser consultadas serán la viuda del político, Renata Campos; Marina Silva, candidata a la Vicepresidencia en la fórmula del ex gobernador de Pernambuco, y los demás partidos que integran la coalición.

 

Los medios de comunicación brasileños dan por sentado que la ecologista y exministra de Medio Ambiente, Marina Silva, será la nueva candidata del Partido Socialista y la incógnita gira en torno a quién será el aspirante a la Vicepresidencia.