KIEV.  El convoy ruso con ayuda humanitaria llegó hoy a la frontera con Ucrania, donde deberá ser revisado por los funcionarios de aduanas ucranianos y la Cruz Roja, arduo proceso que amenaza con provocar un nuevo agravamiento de la tensión en la zona.

 

“El Comité Internacional de la Cruz Roja se hará cargo de la ayuda humanitaria (rusa). Queremos que toda la gente que sufre debido a las actividades terroristas regresen a la normalidad”, anunció Petró Poroshenko, presidente ucraniano.

 

Tras tres días de travesía desde Moscú, la columna con los 262 camiones pintados de blanco paró en seco en el paso fronterizo ruso de “Donetsk“, donde los periodistas pudieron ver libremente el cargamento de alimentos, sacos de dormir y generadores eléctricos.

 

Al otro lado se encuentra el puesto ucraniano de “Izvárino“, en manos de los separatistas prorrusos y el punto más probable por el que el convoy humanitario penetrará en el territorio de Ucrania.

 

Según informó la autoridad  militar ucraniana, “la carga irá a Lugansk”, ciudad rebelde sitiada que se encuentra al borde de la catástrofe humanitaria, ya que carece de agua y luz desde hace dos semanas y fue abandonada por la mitad de su casi medio millón de habitantes.

 

La Guardia Fronteriza y el Servicio de Aduanas de Ucrania recibieron autorización para cruzar la frontera rusa y desplazarse a la zona de estacionamiento del convoy, pero no aún no comenzaron las labores de revisión.

 

Antes, según explicó Andréi Lisenko, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, la Cruz Roja debe certificar que se trata de un cargamento humanitario, para lo que requiere una lista detallada de lo que contiene el convoy.

 

“Nuestros especialistas no han recibido aún ninguna documentación de la Cruz Roja sobre ese cargamento. Tan pronto la recibamos, los guardias fronterizos y los funcionarios aduaneros procederán a su formalización“, dijo.

 

La pesadilla logística del convoy ruso no tiene fin, ya que Victoria Zotikova, portavoz de la oficina regional de la Cruz Roja, aseguró que la organización necesita una garantía de seguridad para sus empleados, tanto de parte de Kiev como de los rebeldes prorrusos.

 

Al respecto, la autoproclamada república popular de Donetsk ya informó ayer que permitirá el paso de la carga humanitaria, ya que, reconocieron que la situación en las zonas rebeldes es “catastrófica”.

 

Por todo ello, Rusia expresó hoy su “profunda inquietud por los intentos de poner nuevos obstáculos” en el camino de la ayuda humanitaria rusa y criticó las que considera “inventadas exigencias logísticas” planteadas por parte ucraniana.

 

Según el Ministerio de Exteriores ruso, a estos “palos en las ruedas” se sumaría “la intensificación de las acciones militares ucranianas con el evidente objetivo de cortar el acordado itinerario de la columna humanitaria desde la frontera hasta Lugansk”.

 

Moscú también dice que el batallón ucraniano Aidar amenazó con minar la carretera por donde pasará el convoy ruso para destruir los camiones con la ayuda humanitaria y culpar de ello a los rebeldes prorrusos.

 

El diálogo de sordos entre Moscú y Kiev sobre la entrega de la ayuda humanitaria para la población de la zona de conflicto no ha hecho sino contribuir a exacerbar los ánimos a ambos lados de la frontera.

 

La Guardia Fronteriza ucraniana informó hoy de que en las últimas horas varias de sus guarniciones han sufrido ataques con artillería por parte de las milicias rebeldes tanto en Donetsk como en Lugansk.

 

A esto se suman las confusas informaciones sobre la entrada anoche de una columna de blindados rusos en la región de Lugansk, en cuya frontera se encontrarían ya concentradas decenas de miles de tropas rusas, según las cancillerías occidentales.

 

“La inteligencia militar confirmó que una columna de transportes blindados y camiones cruzó la frontera por el paso ‘Izvárino’, cerrado temporalmente, y entró en el territorio de nuestro estado”, declaró el portavoz de la autoridad  de las fuerzas ucranianas que actúan en el este del país, Alexéi Dmitrashovski.

 

Agregó que los vehículos militares tenían matrículas y distintivos rusos, extremo que son investigados por la OTAN.

 

Dmitrashovski confirmó así las informaciones de periodistas occidentales, que aseguraron haber visto cómo blindados rusos cruzaban anoche la frontera ucraniana.

 

Según la autoridad ucraniana, la columna rusa era poco numerosa y se dirigía hacia la localidad de Malogvardeisk, a unos 20 kilómetros al sur de Lugansk.

 

Al respecto, Poroshenko informó hoy al primer ministro británico, David Cameron, de que parte de esa columna de blindados rusos fue destruida anoche por la artillería ucraniana.

 

“Les puedo asegurar que lo que entró en Ucrania, jamás saldrá“, sentenció al respecto Lisenko en rueda de prensa.

 

UC