Malas noticias para las víctimas de uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente del narcotráfico en México. La Procuraduría General de la República (PGR) no pudo identificar en el laboratorio a una sola de las centenares de personas que Santiago Meza López, alias El Pozolero, disolvió en ácido.

 

¿La razón? La tecnología actual no permite obtener los datos suficientes de las muestras recabadas para la identificación genética, reveló a 24 HORAS la titular de la subprocuraduría de Derechos Humanos de la PGR, Eliana García.

 

Con la esperanza de que los avances científicos permitan un resultado distinto en los años por venir, se almacenaron bajo estrictas condiciones de preservación las muestras recabadas en predios y tambos donde Meza habría “desaparecido” a por lo menos 300 personas.

 

“No hay tecnología en el mundo poder sacar materia orgánica de lo que pasó en ese lugar. El actual desarrollo tecnológico impide tener muestras orgánicas útiles. Fuimos a hablar con las familias de lo que hemos hecho con todas las muestras… no hay forma de identificación genética”, dijo

 

La funcionaria federal recordó que los cuerpos de las víctimas fueron diluidos en su totalidad en ácido, y aunque fue posible rescatar varias muestras, el proceso químico empleado dificulta en las condiciones actuales a los peritos obtener material que sea útil.

 

Explicó que siguiendo los lineamientos estrictos de las cadenas de custodia, dado que se trata de evidencia clave de homicidios, el material recuperado ha sido limpiado, resguardado y refrigerado bajo control adecuado por la Procuraduría para que en su momento, con el desarrollo tecnológico adecuado, puedan obtenerse las cadenas de ADN que se requieren.

 

“Las tenemos guardadas y si en el transcurso de los próximos años hubiera una tecnología que permita la identificación de ese proceso químico, ahí tenemos las muestras en condiciones cuidadas para seguir con ese trabajo”, señaló.

 

Algunas muestras, indicaron fuentes ministeriales, son conjuntos de residuos en forma de una pasta resultantes del proceso químico llevado a cabo para disolver los cuerpos. También se ubicaron cerca de mil 800 fragmentos óseos, 150 dientes, 20 prótesis, 15 tornillos quirúrgicos, además de restos de ropa.

 

García recordó que las muestras fueron recuperadas durante inspecciones ministeriales realizadas con órdenes judiciales en Baja California, principalmente en Tijuana, donde Meza López realizaba los procesos químicos para la descomposición.

 

La funcionaria federal subrayó que las personas desaparecidas y que presuntamente fueron asesinadas por esta persona, tienen a partir de la publicación de la Ley de Víctimas el derecho a la verdad y a que se confirme qué sucedió con sus seres queridos.

 

El método del terror

 

Santiago Meza López, originario de Guamuchil Sinaloa, fue colaborador por años de la organización delictiva de Los Arellano Félix (Cártel de Tijuana) y posteriormente del Cártel del Pacífico. Fue capturado por el Ejército Mexicano en enero del 2009 en Ensenada, Baja California.

 

La labor de Meza, por la que le pagaban 500 dólares a la semana como luego confirmaría el mismo en sus declaraciones, era disolver los cadáveres que les entregaban sus socios del cártel. En particular seguía las instrucciones de Teodoro García Simental, El Teo.

 

Para disolver los cuerpos, narró a los fiscales, utilizó un método aprendido a los israelíes. Usaba dos tambos de 200 litros en los cuales disolvía aproximadamente 40 kilos de sosa caustica en polvo. Preparada la fórmula colocaba los cuerpos los cuales se derretían en menos de 24 horas. El proceso fue denominado vulgarmente como “pozolear” o “hacer pozole”.

 

Meza declaró que disolvió de esta forma a aproximadamente 300 personas aunque se sospecha que pudieron ser muchas más víctimas. El Pozolero subrayó que él no mataba a las personas, sólo “diluía” sus cuerpos.

 

“Los cuerpos que me daban para pozolear ya me los daban muertos. Los metía completos a los tambos. Algunas veces una señora me preguntó por qué compraba tanta sosa, pero yo les decía que me dedicaba a la limpieza de casas…”, dijo en una de sus declaraciones.

 

Aunque el caso de Meza es el mejor documentado, la PGR tiene evidencias de que en los últimos años otros grupos delictivos copiaron este mismo método para deshacerse de los cuerpos. Incluso en la ficción, series como Breaking Bad han retratado este mecanismo para “desaparecer” la “evidencia” de un homicidio.

 

Lucha de las víctimas

Fue en gran parte el trabajo y la presión de las víctimas, agrupadas en organizaciones como la Asociación Unidos por los Desaparecidos y la Asociación Ciudadana contra la Impunidad A.C., lo que impulsó a las autoridades a la localización de los predios de El Pozolero, el principal de ellos, en la colonia gracias del Maclovio Rojas en Tijuana.

 

Dichas organizaciones entregaron a la PGR más de 200 casos documentados de personas que desaparecieron por lo menos entre el 2007 y el 2009 en Tijuana, y entre las que figuran víctimas que nada tenían que ver con la delincuencia como amas de casa, turistas, médicos, ingenieros, e incluso familias completas.

 

Además, la organización de los familiares de las víctimas facilitó a la PGR la recolección del material genético, y que será útil en el momento en que los avances tecnológicos permitan realizar una comparación.

 

Fernando Oceguera, presidente de la Asociación Unidos por los Desaparecidos, se reunió el año pasado con autoridades de la Secretaría de Gobernación para solicitar que se aceleraran los trabajos de identificación de los restos encontrados en los predios de El Pozolero, y dijo que son por lo menos 360 casos bien documentados de personas desaparecidas.

 

Sin sentencia 

 

Santiago Meza López “El Pozolero” enfrenta por lo menos dos procesos penales por delincuencia organizada, delitos contra la salud y secuestro. A cinco años de haber sido detenido no ha recibido sentencia. Está preso en el penal federal del Altiplano (Almoloya de Juárez).