Amor apache, amor salvaje, amor de la patada: amor eterno; las palabras para definir la comunión entre Cuauuhtémoc Blanco y el América se funden entre lo apasionado y enfermizo. Y todo porque mañana por la tarde en la grama del estadio Cuauhtémoc (no podía hBaber mejor nombre para la ocasión), el “Temo”, el último gran ídolo americanista (y del futbol mexicano) se medirá al club que en 1992 le debutó.

 

Son ya 22 años desde entonces, y Cuauhtémoc, robotizado, con la pancita sobre la playera de la franja, con el ceño un tanto más arrugado, pero con la temoseñal intacta, sigue recorriendo los rectángulos del futbol mexicano; hasta hace unos años en la división de ascenso; pero ahora, de nuevo, en el máximo circuito y en este regreso, apenas en la fecha tres se le presenta el choque ante el club que le vio nacer, crecer, explotar, “campeonar”, vaya, el club en el que la afición lo tiene en un altar con el 10 pintado en la cabecera.

 

Y Blanco no sólo se deja querer, sino que, letanía entre los futbolistas, como profesional espera colaborar en un triunfo para su escuadra, la mera idea de festejarle a su ex club con una temoseñal le pone literalmente la carne de gallina: “Me encantaría ganarle al América, pero la verdad no festejaría por respetar a la afición, porque ahí crecí y le tengo un gran cariño”.

 

Y es que a pesar de que a sus 41 años Blanco ha trotado por cinco clubes en la máxima división, el de mañana será apenas su cuarto partido ante los emplumados. De hecho, la última vez que Cuauhtémoc se midió a las Águilas fue hace una década, lo hizo con la camiseta del Veracruz en la cancha del Azteca, en un duelo que terminó empatado a uno, y en el que Blanco, a parte de ser amonestado, fue ovacionado en más de una ocasión por la parcialidad americanista.

 

Antes, Blanco se había medido a los amarillos en el Invierno 1998 con la playera del Necaxa, en duelo en el que los rojiblancos cayeron 2-0 ante un extraño América que contaba para entonces con los ex necaxistas Ricardo Peláez y Sergio Ratón Zárate.

 

Para remontarse a la primera vez que el “Temo” se midió a los azulcremas hay que recorrer el calendario hasta el Invierno 1997,, también defendiendo los colores del Necaxa, Blanco había sido castigado por sus constantes indsciplinas en Coapa y enviado con los Rayos. Aquella ocasión también está señalada como la ocasión en que el Temo pudo anotarle a los amarillos un tanto de penalti, que al final apenas sirvió para el empate a uno; es decir, en tres partidos jugados hasta el momento contra el América, Blanco les ha anotado en una ocasión, y eso sí, nunca les ha podido vencer sobre el campo (quizá sea el Karma).

 

Mañana por la tarde, sobre la cancha del estadio Cuauhtémoc, el “Águila que desciende” se medirá quizá por última vez al club de sus amores, enfrente se encontrará a un América que intenta volver a ser fuerte: Cuauhtémoc Blanco, el último ídolo amarillo contra su ex que no le olvida; el del amor apache, amor de la patada, amor de la última ave de tempestades del futbol mexicano.