En espera de que el secretario de Gobernación dé a conocer una “estrategia mayor” para impedir que los migrantes centroamericanos utilicen el tren “La bestia” como transporte de pasajeros, no parece que la solución pueda prescindir del uso de las fuerzas armadas -el Ejército o la Marina, o ambas instituciones-, o al menos de la Policía Federal.
Desde hace varios años y hasta la fecha, ninguna autoridad civil ha sido capaz de ofrecer protección a los hombres, mujeres y niños, provenientes principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador, que abordan “La bestia” en Chiapas y en Tabasco, y mucho menos ha logrado que los migrantes abandonen su empeño de cruzar el territorio nacional mexicano para cumplir el american dream de llegar a Estados Unidos y sumarse a los millones de indocumentados que ya viven allá en las peores condiciones imaginables.
Peor aún, desde hace por lo menos tres sexenios, todos los encargados de la “política migratoria” en la Frontera Sur han escurrido el bulto por ignorancia, ineficiencia, indiferencia, miedo… En el sexenio del “cambio sin rumbo” de Vicente Fox, por ejemplo, se concentraron en el tema migratorio de la Frontera Norte, pidiendo ingenuamente la “enchilada completa” para los cientos de miles de connacionales que anualmente cruzaban a Estados Unidos.
En la administración del “cambio con rumbo desconocido” de Felipe Calderón se designó a la señora Cecilia Romero como directora del Instituto Nacional de Migración, con la encomienda de diseñar e instrumentar una política migratoria para la Frontera Sur y de acabar con la corrupción en dicho instituto que al paso de los años se convirtió en el “instrumento ideal” para fomentar el tráfico de indocumentados, la creación y operación de redes de prostitución, de tráfico de armas, de droga y otras actividades ilícitas que cometen los integrantes de la delincuencia organizada y desorganizada, coludidos en ocasiones con algunos funcionarios de ese organismo.
En junio del 2009 comentamos en la Agenda Confidencial: “No es aventurado señalar que la mayoría de los comisionados de ese instituto -tanto en las administraciones priistas como panistas-, le han rehuido a combatir a quienes se dedican a esos negocios que dejan miles de millones de dólares al año, argumentando que no tienen recursos financieros ni personal capacitado para el control en nuestras fronteras, que no hay infraestructura suficiente, que la entrometida Comisión Nacional de los Derechos Humanos les obstaculiza el trabajo, etcétera”.
En 2008, la misma “Ceci” -quien duró cuatro años en el puesto- había anunciado una serie de acciones para ofrecer una gestión y operación migratoria moderna y eficaz y acabar con la corrupción y con otros flagelos que existían en ese instituto, además de modernizar no sólo las estaciones migratorias que existían en el país, y bla, bla, bla. Las acciones comprendían:
1) Revisión exhaustiva del documento que contendrá nuevas medidas para facilitar el acceso a las estaciones migratorias a representantes de la sociedad, agencias de la Organización de las Naciones Unidas, así como familiares y abogados que apoyen a los migrantes, y establecer restricciones al acceso de organizaciones delictivas y, por supuesto, una vez identificadas, actuar contra ellas conforme a la ley y evitar la extorsión por parte de funcionarios públicos deshonestos.
2) Continuar con la capacitación de agentes migratorios en tema de derechos humanos y derechos de los refugiados por parte del Instituto Nacional de Migración.
3) Revisión integral de la Ley General de Población para ponerla al día y la posible derogación de las disposiciones que violen los derechos humanos o limiten las garantías de los migrantes.
4) En un plazo de 30 días entregar al titular de la Secretaría de Gobernación, por parte de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, y del Instituto Nacional de Migración, el Programa Frontera Sur Segura con Respeto a los Derechos Humanos, que instruyó su jefe (no Juan Camilo Mouriño) sino Felipe Calderón el 14 de diciembre de 2007en Chiapas.
5) Entregar en un plazo no mayor de 10 días un informe preciso sobre la situación que guardan las estaciones migratorias en el país, así como las propuestas de modernización de los servicios que prestan, tanto el Instituto Nacional de Migración como la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
Sobra decir que esas y otras acciones sirvieron para… Bueno, la realidad es que nadie sabe si se instrumentaron. El caso es que en 2010 la señora dejó el cargo y a cientos de miles de migrantes les heredó una frontera insegura. La señora fue sustituida por Salvador Beltrán del Río, quien “pasó de noche” en el organismo porque no hizo nada, nadita de nada por aquellos.
¿Pero estábamos en el anuncio espectacular que va a hacer el secretario de Gobernación, no?
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