Los misteriosos incendios subterráneos del Valle del Potosí en Nuevo León ya fueron descifrados por un equipo de científicos dirigido por Priyadarsi Debajyoti Roy, del Instituto de Geología de la UNAM.

 

Desde hace más de 30 años, los pobladores del Valle del Potosí, a 90 kilómetros al sur de Monterrey, no daban cuenta del por qué de estos fenómenos hasta hace unos meses, gracias a la documentación de la historia del cambio climático en zonas áridas mexicanas.

 

“Observamos la combustión con exhalaciones de humo desde el subsuelo, proceso único en el país. Asimismo, en la cuenca hay un hundimiento en una zona con una superficie estimada en 18 kilómetros cuadrados.”

 

La explicación

 

Tras excavar trincheras y examinar sedimentos, el equipo concluyó que los fenómenos son ocasionados por la combustión de grandes depósitos de turba, suelo rico en carbono y materia orgánica descompuesta, producto de la acumulación y fosilización de residuos vegetales por miles de años.

 

En el mundo se efectúan trabajos que analizan el fenómeno en Estados Unidos, España, Reino Unido, Italia e Indonesia. En México no había y las personas carecían de información, subrayó.

 

La falta de interés científico convirtió el problema en un enigma para los pobladores del Valle del Potosí, que resienten los efectos de la aridez de sus tierras y de la inhalación de sustancias tóxicas.

 

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La turba es un material orgánico, de color pardo oscuro y rico en carbono. Foto: Especial

 

Reconstrucción

 

El académico trabaja en la reconstrucción de los periodos de sequía y desertificación y su relación con la variación en la precipitación en San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Chihuahua, Baja California, Nuevo León y Tamaulipas.

 

Los fenómenos climáticos han dejado evidencia en los sedimentos de los terrenos. “Retrocedemos al pasado para documentarlos y contamos con registros de hasta 80 mil años. Los cambios en la vegetación, mineralogía y química del suelo revelan la condición climática”, detalló.

 

Al excavar trincheras para obtener muestras del suelo en ese valle, identificaron una capa de turba con un grosor de un metro. Se formó entre 19 y 12 mil años atrás, en la cuenca que entonces era un lago profundo, con un ambiente cálido y húmedo y vegetación densa.

 

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La explotación sin control de agua subterránea en un ambiente seco y cálido, sin recarga de acuíferos. Foto: Especial

 

 

Se encontraba saturada de agua por estar situada debajo del nivel freático. Desde hace 12 mil años y hasta hace tres décadas, se depositó limo y limo-arena calcárea en un lago somero o seco por periodos largos, lo que formó grietas superficiales.

 

En décadas recientes, la explotación sin control de agua subterránea en un ambiente seco y cálido, sin recarga de acuíferos, propició la caída del nivel freático por debajo de los depósitos de turba.

 

La sequía y la propagación del fuego durante alguna actividad antropogénica (por ejemplo, la preparación de tierra para sembrar) y el flujo de oxígeno a través de las cárcavas, ocasionaron la combustión de las capas de turba, ricas en materia orgánica.

 

“Al consumirse, propician una reducción de volumen en el subsuelo y ocasionan los hundimientos”, explicó.

 

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En el mundo se efectúan trabajos que analizan el fenómeno en Estados Unidos, España, Reino Unido, Italia e Indonesia. En México no había y las personas carecían de información. Foto: Especial

 

 

 

Asimismo, los humos del incendio contienen óxidos y dióxidos de carbono, nitrógeno y azufre, lo que aumenta la concentración de gases de efecto invernadero en la zona, emisiones contaminantes y de partículas tóxicas, advirtió.

 

“Próximamente presentarán los resultados en carteles accesibles a la población y autoridades del Valle del Potosí. Les recomendaremos prohibir la quema de tierras para sembrar, sellar las fisuras que facilitan el flujo de oxígeno al subsuelo y una política para reducir la extracción de agua en las zonas áridas para mantener el nivel freático de la cuenca por encima de las capas de turba”, informó.

 

Asimismo, se sugiere promover cultivos que no requieran grandes volúmenes del líquido o técnicas y tecnología para maximizar el recurso. Es indispensable ampliar la investigación en éste y otros lugares con características similares para evitar desastres, concluyó Priyadarsi Debajyoti Roy.