KIEV. El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, se declaró dispuesto a un nuevo alto el fuego en el este del país, con condiciones que pueden ser más aceptables para los separatistas prorrusos.

 

En una conversación telefónica con el vicepresidente de EU, Joseph Biden, Poroshenko mostró su disposición a volver al alto el fuego tan pronto como se confirme la determinación de los sublevados a respetarlo plenamente y a liberar a todos sus prisioneros.

 

Otra condición del presidente ucraniano es el establecimiento del control sobre la frontera ruso-ucraniana, con la cooperación de Rusia y bajo la vigilancia de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa).

 

El líder ucraniano también aceptó iniciar “negociaciones políticas sustanciales sin ninguna otra condición añadida” con los sublevados, algo a lo que siempre se había negado hasta ahora.

 

En su plan de paz, cuyo incumplimiento por los rebeldes fue el argumento para dar por terminado hace tres días el alto de fuego que regía desde el 20 de junio, Poroshenko exigía a los separatistas que depusieran inmediatamente las armas y abandonaran el país si así lo deseaban.

 

Las tropas ucranianas relanzaron en la madrugada del pasado martes las acciones militares contra los rebeldes después de que Poroshenko diera por terminado el alto de fuego.

 

Sin embargo, gracias al esfuerzo de la comunidad internacional, los ministros de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y de Ucrania, Pavló Klimkin, se comprometieron ayer en Berlín a trabajar por un alto el fuego “duradero” que respeten todas las partes implicadas.

 

El jefe de Estado ucraniano reconoció que la “operación antiterrorista” lanzada a mediados del pasado mes de abril ha puesto de manifiesto la total desintegración de los sistemas de abastecimiento a las Fuerzas Armadas.
En paralelo a la actividad política, la amplia ofensiva relanzada hace tres días por las fuerzas ucranianas continuó hoy en todo el norte de las regiones de Donetsk y Lugansk, donde los combates han causado nuevas víctimas mortales tanto entre los bandos enfrentados como entre los civiles.

 

Una niña de 10 años perdió a sus padres y resultó herida cuando el coche en el que circulaba la familia explotó al pisar supuestamente una mina en la ciudad de Kramatorsk, vecina de Slaviansk, según la Guardia Nacional de Ucrania, que responsabilizó a los separatistas de la tragedia.

 

Por otro lado, al menos un soldado ucraniano murió esta madrugada en un ataque de los sublevados contra las posiciones del ejercito, mientras que nueve miembros de la Guardia Fronteriza de Ucrania (GFU) resultaron heridos en combates por dos puestos fronterizos en la frontera con Rusia.