Rebecca Gallagher, originaria de Gales, encontró un mensaje de explotación laboral en la etiqueta de un vestido que compró en una tienda de la cadena Primark en Swansea.

 

“Forzados a trabajar en horas exhaustas”, decía el mensaje en la etiqueta de instrucciones de lavado de la prenda, que le costó unos 12 euros.

 

La etiqueta estaba a lado de otras que eran de la marca y de direcciones de domicilios de las manufactureras en España e Irlanda.

 

La galesa admitió que hasta entonces no había pensado en cómo se hace la ropa  y que “no quería ni pensar” que su vestido para el verano “pudiera estar hecho por una persona agotada trabajando duro durante horas en alguna fábrica en el extranjero”.

 

La joven de 25 años consideró el mensaje como “un grito de ayuda, para que la gente en Gran Bretaña sepa lo que está pasando” y  dijo que no usaría el vestido.

 

Un vocero de la marca Primark aseguró que fue un “incidente aislado” después de enterarse del caso y explicó que estarían agradecidos si la cliente les entregara el vestido para investigar cómo es que la etiqueta con el mensaje llegó ahí y si habría que investigar a fondo.