Son varios los factores que inciden en que los índices de lactancia materna han bajado en México de 22% a 14% en los últimos años, entre ellos, los problemas que presenta la madre para producir leche, pero también la cuestión estética influye.

De acuerdo con la encuesta nacional de salud 2012, casi 2% de las madres entre 12 y 49 años dejan de dar pecho a sus bebés porque “quieren conservar su figura”, para hacer dieta o perder peso, sin embargo, estudios revelan que amamantar a un hijo desde que nace ayuda a la mujer a bajar de peso.

“Dar pecho al bebé desde el momento inmediato cuando nace genera una involución del útero, es decir, propicia a que se haga pequeño y recupere su tamaño natural, por lo tanto la madre adelgaza de forma más rápida”, dijo Horacio Reyes Vázquez, presidente de la Asociación Pro-Lactancia Materna (APROLAM).

Asimismo, el especialista señaló que la leche materna da beneficios estéticos a largo plazo a los hijos, ya que por cada mes de lactancia se reduce en 4% las posibilidades de que un bebé padezca obesidad cuando crezca.

Por otro lado, pese a la creencia popular de que una madre con implantes en los senos no puede dar pecho a su bebé, Reyes Vázquez dijo a 24 HORAS que es totalmente falso: “la campaña que lanzó el gobierno del DF recientemente tuvo muchas críticas por la aparición de Maribel Guardia, que porque estaba operada, a lo que ella bien contestó que el hecho de tener implantes no impide que una mamá pueda lactar. La presencia de prótesis no complica de ninguna manera la lactancia”.

Pero no sólo hay beneficios estéticos, agregó el médico, ya que la lactancia materna reduce severamente las probabilidades en la mujer de desarrollar cáncer de mama o de ovarios, además de diversos beneficios para el lactante a lo largo de su vida, como la reducción de enfermedades como diarreas, neumonías e infecciones, disminuye el riesgo de contraer diabetes, asma y leucemia, además de mejorar su coeficiente intelectual.

Mitos y realidades de dar pecho

Las mujeres con pecho pequeño no pueden amamantar. FALSO. El tamaño de las glándulas mamarias no influye en la capacidad de generar leche materna.

lactancia_materna_12No todas las mujeres producen leche suficiente ni de buena calidad para satisfacer el bebé. FALSO. Todas las mujeres producen leche de buena calidad y en cantidad suficiente. A mayor succión corresponde una mayor producción.

La madre debe comer ciertos alimentos para producir más leche o evitar algunas comidas. FALSO. Durante la gestación y la lactancia la mujer puede comer lo que se le antoje, aunque siempre se recomienda una dieta balanceada. No hay alimentos que aumentan o disminuyen la producción de leche.

Si la madre está estresada, enojada o deprimida no pude lactar. FALSO. El estrés, miedo u otras emociones pueden aletargar el flujo de leche, pero se trata de una respuesta temporal del organismo ante la ansiedad.

El bebé no debe ser amamantado si la madre está enferma. Si la mujer tiene resfriado, infección estomacal e incluso hepatitis puede amamantar a su hijo sin riesgo, pero si está infectada de VIH, varicela o herpes en el pezón se contraindica la lactancia.

El bebé no debe tomar leche de otra mujer. VERDADERO. Para evitar cualquier riesgo es recomendable que el lactante sólo sea amamantado por su madre, en caso de que ésta no pueda existen diversos bancos de leche materna en donde se puede obtener leche certificada.

Fuente: UNICEF y APROLAM

Cifras

14% de los menores de seis meses en México es amamantado

4 de cada 10 lactantes en el mundo recibe leche materna

4% menos probabilidades de padecer obesidad en el futuro tienen los bebés por cada mes de lactancia

MomProfilesMain2% de las madres entre 12 y 49 años dejan de dar pecho a sus bebés porque “quieren conservar su figura”

3 días puede durar la leche materna en refrigeración, 6 meses congelada y 8 horas a temperatura ambiente

Mil calorías requiere una mujer aproximadamente para producir un litro de leche

El dato

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva desde la media hora de nacido el bebé y durante los seis primeros meses de vida, a partir de entonces su refuerzo con alimentos complementarios hasta los dos años.