Si la economía va por buen camino; si cada mes se crean más empleos formales, según cifras oficiales del IMSS; si el PIB industrial aumentó y el agropecuario va hecho la raya; si las exportaciones totales se incrementaron en casi 5%; si el gasto público del primer trimestre creció más de 15% en relación al mismo periodo del año anterior; si el presupuesto para el Plan Nacional de Infraestructura casi llega a los ocho billones de pesos para todo el sexenio; si la “banca del subdesarrollo” ya cumplió la meta de otorgar financiamiento, créditos, garantías por más de un billón de pesos; si en materia turística se concretan inversiones de miles de millones de dólares; si las ventas de las tiendas de autoservicio y departamentales están subiendo como la espuma; si la recaudación fiscal registra una de las cifras más alta de la historia… en fin, si otros sectores de la producción mantienen un buen desempeño, la gente común y corriente se pregunta: ¿Por qué nada de eso se refleja en un mayor bienestar para la población? ¿Por qué seguimos fregados?

 

Respuestas oficiales y oficiosas puede haber muchas. Por ejemplo: Que lo mejor está por venir; que estamos “en el inicio de una espiral de crecimiento”; que los resultados de la dinámica productiva los vamos a ver en el segundo semestre, que… Pero la mayoría de la población piensa lo siguiente:

 

Los funcionarios del gobierno federal, sin excepción, viven en una burbuja que flota a varios kilómetros de la tierra, y desde esas tranquilas alturas observan el panorama del país, que les queda muy, pero muy lejos. Mientras tanto, a ras de tierra, está el resto de los mexicanos, descalzos y muertos de hambre -bueno, no todos, nada más 52 millones-, que meten la mano al bolsillo para encontrar algunos pesos y lo único que encuentran son agujeros en el pantalón o, en su caso, en la falda.

 

No hay nada qué hacer. La biblia de esos “servidores públicos” es la macroeconomía que pinta todo color de rosa, pero los ciudadanos de a pie tienen

 

que resignarse a sufrir la microeconomía, que -dicho sea con todo respeto- ¡está de la…! No hay de otra. Que los funcionarios sigan flotando en su vaporosa nube de fantasías, porque quienes sufren y lloran en este valle de lágrimas se concretan a escuchar sus palabras necias -léase declaraciones y discursos- y a poner oídos sordos.

 

¡Que les crea a ver quién!

 

¿Y los beneficios de las reformas transformadoras apá?

 

¡No se equivoquen, no se equivoquen pueblo! Ninguna de las reformas aprobadas y las que se van a aprobar va a dar resultados en los próximos tres meses, ni en tres años, ni en seis… reflexionen y entiendan que las reformas lo que buscan es corregir los problemas del mediocre crecimiento de los últimos 30 años, señalan los funcionarios del gobierno Federal. ¿O sea que no nos van a sacar de fregados apá? Pues parece que no, no en el corto y mediano plazo, por lo que esos 52 millones de personas y algunos más tendrán que resignarse y dejar de soñar en la prosperidad.

 

AGENDA PREVIA

 

El director general de Pemex, Emilio Lozoya, y el gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, pusieron en marcha la nueva terminal de gas LP en Zapotlanejo, que sustituye a las viejas instalaciones ubicadas en Zapopan, las cuales representaban un serio peligro para la población. Con la nueva terminal se eliminan riesgos a pobladores de Guadalajara y localidades cercanas, asentados en las inmediaciones del ducto de gas que cruza la zona metropolitana. La mencionada terminal garantiza el suministro de gas LP en la zona metropolitana de Guadalajara y regiones de influencia en Jalisco, Nayarit, Colima, Durango, Sinaloa y Zacatecas.

 

Pues vaya triquiñuelas que supuestamente hicieron un par de jueces de Mexicali, Baja California (José Andrade Nalda y Daniel González Vargas), suspendidos el

 

29 de mayo pasado y que están siendo investigados por otorgar amparos a varios dueños de casas de apuestas (casinos, pues), así como para la importación de miles de vehículos usados y mercancías a varias personas, entre las que se encuentran algunos integrantes de la clase política de aquel estado que ganaron millones de dólares en los negocios. Llama la atención que a pesar de las quejas contra los jueces, el consejero de la Judicatura Federal, Daniel Cabeza de Vaca, sólo “veía los toros desde la barrera”, hasta que estalló el asunto de corrupción judicial en la protección a dueños de casinos.