Durante tres horas y media agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) interrogaron a un usuario de Google Glass que se encontraba viendo una película en un centro comercial de Ohio, Estados Unidos, con el argumento de que estaba grabando de forma ilegal el filme. “Durante dos meses  he usado los lentes; apenas hace dos semanas me los dieron graduados por lo que las llevaba a todos lados”, dice en su relato publicado en Gadgeteer.

 

Cuenta que cuando ya iba una hora de la función se le acercó a él y su esposa un joven que se indentificó con una placa con la orden de que los siguiera de inmediato; “era bastante embarazoso; afuera habían entre cinco y 10 agentes y policías del centro comercial”. Cuando les preguntó de que se trataba este operativo le pidieron que les diera sus Google Glass porque, le dijeron,  “te atrapamos grabando ilegalmente la película”.

 

Asegura que por todas las formas trató de hacerles ver que no cometía ningún delito, que sólo pasaba un sábado por la tarde con su esposa con sus gafas apagadas y que las usaba porque estaban con su graduación;  “traté de explicarle al agente que tenía en sus manos el  hardware más caro, que me costaron  mil 500 dólares más los 600 por los lentes graduados”. Después del interrogatorio afuera de la sala los trasladaron por separado a dos habitaciones donde fue sometido a una “entrevista voluntaria” durante una hora.

 

Google Glass es un proyecto del metabuscador que busca crear un asistente virtual al usar lentes o gafas de alta tecnología para mostrar  toda la información que hay en los smartphones sin la necesidad de usar las manos y sólo dando ordenes de voz.  Se puede tomar fotografías, grabar videos, navegar por internet y usar las redes sociales. Estos lentes usan una pequeña pantalla pequeña conectada a una cámara,  micrófono y altavoz. A través de una conexión Wi-Fi y Bluetooth, el dispositivo puede comunicarse con otros dispositivos, como un teléfono celular inteligente o aplicaciones de internet.

 

El detenido detalla que les insistió en que les pidió que todo se trataba de un malentendido, que conectarán las gafas a un puerto USB para que revisaran el contenido “que sólo traía fotos personales con mi esposa y mi perro; pero antes querían saber quién eran donde vivía, trabajaba, hacía, cuántas computadoras tenía en casa.” Al final revisaron el contenido de sus lentes inteligentes y su teléfono; a manera de disculpa le dijeron que no había hecho nada malo y le dieron dos pases para ver de nuevo la película. En días pasados las Google Glass fueron objeto de noticia en California donde  Cecilia Abadie libró una sanción después de que un tribunal considerara que no había pruebas de que usara el dispositivo mientras conducía.

 

En Carolina del Norte un bombero llamado Rocky Mount aseguró que desarrolló una aplicación que podría ayudar a sus colegas de todo el mundo a darles información sobre cómo hallar entradas de agua más cercanas al incendio para poder combatir el fuego de una manera más efectiva.