Las autoridades rusas anunciaron hoy que permitirán celebrar manifestaciones políticas durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi sólo en la localidad de Hosta, a 20 kilómetros del balneario del mar Negro.

 

“Bajo mi punto de vista, es un lugar bastante cómodo para la celebración de cualquier tipo de acción política”, afirmó Dmitri Kozak, viceprimer ministro ruso.

 

Kozak, encargado por el Kremlin de velar por el éxito de los Juegos, aseguró que “las fuerzas de seguridad han recibido la orden de garantizar el orden en caso de que tengan lugar tales acciones”.

 

“Los Juegos Olímpicos son un acontecimiento apolítico. No es lugar para celebrar protestas y defender posiciones políticas”, apuntó.

 

Hosta es una pequeña localidad portuaria de 20.000 habitantes que se encuentra en el municipio de Sochi, a medio camino entre la sede olímpica y la ciudad de Adler.

 

Recientemente, el presidente ruso, Vladímir Putin, firmó un decreto que sólo permite celebrar manifestaciones y mítines con la autorización del Ayuntamiento de Sochi, el Ministerio del Interior y el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).

 

Y encargó a las autoridades que encontraran un lugar para la celebración de manifestaciones políticas que no obstruyera las competiciones deportivas.

 

Unos 42.000 agentes de policía, 10.000 efectivos del Ministerio del Interior y otros 23.000 del Ministerio para Situaciones de Emergencia garantizarán el orden durante los Juegos Blancos.

 

Además, los sistemas de misiles antiaéreos Pantsir vigilarán los cielos y los buques de la Armada que eliminarán cualquier amenaza que provenga del mar Negro.

 

Las fuerzas de seguridad están en alerta terrorista desde que dos atentados suicidas perpetrados en menos de 24 horas dejaran 34 muertos a finales de diciembre en la ciudad de Volgogrado, antigua Stalingrado.

 

Aunque nadie ha reivindicado el doble atentado, todo apunta a que sus autores son miembros de la guerrilla islamista, que amenazó con abortar la ceremonia de inauguración de los Juegos el próximo 7 de febrero.

 

Con todo, a nadie se le pasa por la cabeza un posible aplazamiento de los Juegos, que se perfilan como los más caros de la historia con un gasto previsto de 50.000 millones de dólares.