ana-saldaña

Arrancar bien el año nuevo conlleva, dependiendo del país en donde vivamos, toda una serie de rituales. En México, el color de las prendas más íntimas indicarán si tendremos amor (rojo) o dinero (amarillo) y además, al igual que los españoles, comemos 12 uvas conforme las campanadas del reloj para cumplir nuestros deseos y atraer el prosperidad para el nuevo año.

 

A través de los años, también he barrido, sacado maletas por la puerta, me he vestido de blanco y celebrado un sin fin de rituales, siempre con la idea de asegurar que el nuevo año esté lleno de prosperidad.

Este año, además de los rituales en la Noche Vieja, también celebré otro ritual el día primero, que sin duda incorporaré en las tradiciones familiares: celebrar el año Nuevo Japonés. Conocido como “oshōgatsu”, se celebra conforme al calendario Gregoriano cada primero de enero y me sorprendió saber que es de las festividades más importantes para los nipones. Como parte de esta celebración, en este país comen platillos especiales conocidos como “Osechi-ryōri”, los cuales se sirven una pequeña caja. Cada uno de los platillos tienen un significado particular incluyendo buena salud, abundancia en la siembra, felicidad, prosperidad y longevidad, entre otros.

Así llegué al Yoshimi, ubicado dentro del hotel Hyatt, en donde prepararon un banquete que sin duda, espero me traiga buenaventura durante el año. Para empezar me ofrecieron cortesía de la casa, un sake servido en un contenedor cuadrado, conocido como masu, con una pizca de sal en una esquina. Al investigar un poco más sobre esta tradición, descubrí que en Japón la sal es utilizada en distintos rituales de purificación, así como para buena suerte para atraer a comensales a los lugares de comida y bebida.

La comida comenzó con un delicioso sashimi, que incluyó un camarón, símbolo de longevidad y de renovación de vida. Así como una pequeña ensalada de zanahoria y nabo daikon, que representan los listones decorativos elaborados con papel de arroz, que se utilizan en celebraciones especiales, que representan buenos presagios. También me sirvieron una sopa preparada con un pastelillo conocido como mochi, elaborado con arroz glutinoso, que es un platillo que normalmente se ofrece a los dioses con el inicio del año nuevo y es considerada muy auspiciosa.

Después, llegó una hermosa charola de laca obscura con pequeñas divisiones preparada para compartir entre dos comensales, en donde cada platillo tenía un significado. Al platicar con el Chef de Yoshimi, Yasuo Asai sobre estos significados, me dijo que el omelette de huevo simboliza días auspiciosos. La hueva de arenque simboliza el deseo de que el año regale hijos en abundancia. El alga, conocida como “Konbu”, refleja alegría. Los frijoles de soya negros y raíz de bardana, salud. Los pequeños peces significan un cultivo abundante. El surimi conocido como

“Kamaboko”, (servidos en medias lunas), reflejan el primer amanecer de año nuevo y su color rosa y blanco simbolizan buenos augurios porque el color rojo (representado por el rosa) es un talismán contra el mal y el blanco significa pureza.

También el Chef Yasuo me contó que normalmente los platillos se sirven fríos, ya que todas las preparaciones se realizan antes del año nuevo. De acuerdo a la tradición, nada se debería cocinar el día de la celebración. Por eso, los platillos ofrecidos en este día, consisten en su mayoría, en preparaciones que han sido deshidratadas, así como preservadas con vinagre, azúcar y sal para durar varios días.

Para terminar el banquete nos sirvieron un helado acompañado de una salsa de frijol de soya dulce. El nombre frijol, conocido como “mame,” suena como “trabajo y buena salud”, por lo que esto simboliza buena salud para el año siguiente.

Si tuviera que hacer solo una crítica, sería el servicio. No se si fue el menú especial que ocasionó el caos en el servicio o la falta de personal suficiente, (que suele suceder en los días feriados), pero el servicio fue distraído y lento, que en ocasiones cayó en el olvido de los comensales. Afortunadamente la comida estaba fría de entrada por lo que sus sabores no se vieron afectados y la buena compañía en la mesa hizo que la espera no se sintiera tan larga.

Así, inicié el año nuevo con una comida que no solo era hermosa visualmente, sino que también fue deliciosa con sorpresas para el paladar. Sin duda, es algo que buscaré repetir, cuando las circunstancias lo permitan. Además, espero que los buenos auspicios traídos por la variedad de buenos deseos representados en sus ingredientes, inviten a que sea un año bueno. Ojalá y también para ti querido lector, independientemente de cómo hayas arrancado el año o que comiste, sea un año lleno de salud, abundancia y sabor para ti y tus seres queridos. Espero que tengas un fabuloso 2014 y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!