CAIRO. El gobierno interino de Egipto ordenó que los bienes de más 500 líderes islamistas y de la Hermandad Musulmana sean confiscados, incluyendo aquellos de su derrocado presidente, como parte de una persecución cada vez mayor contra el grupo, informaron autoridades el martes.

 

Abdel-Azzem el-Ashri, vocero del Ministerio de Justicia, dijo que la comisión del inventario ministerial ordenó que las propiedades “móviles y fijas” de 572 líderes de la Hermandad Musulmana sean confiscadas. Otro funcionario del Ministerio de Justicia dijo que los líderes incluidos en la lista están encabezados por el presidente Mohamed Mursi y su familia, así como líderes provinciales de la Hermandad e integrantes del Buró de Dirección General, que es el órgano ejecutivo del grupo.

 

Un funcionario de seguridad dijo que la lista también incluye a mujeres integrantes de la Hermandad como Azza el-Garf y la esposa del líder Khairat el-Shater y su hija. Agregó que otros líderes islamistas cuyos bienes serán confiscados son Assem Abdel-Maged, líder de Gamaa Islamiyah, que impulsó una insurgencia en 1990 contra el autócrata Hosni Mubarak.

 

Los dos funcionarios dijeron que la lista incluye a aquellos acusados en casos por incitar a la violencia y aquellos bajo investigación o que podrían ser investigados. Las autoridades hablaron bajo condición de permanecer en anonimato pues to tenían permiso para hablar con periodistas.

 

La orden es parte de una redada mayor contra la Hermandad, que fue prohibida primero por una orden de la corte en septiembre y declarada la semana pasada como un grupo “terrorista” por el gobierno interino apoyado por el ejército. La orden de la corte permitió al gobierno formar la comisión que hizo un inventario sobre las finanzas del grupo y ordenó su confiscación.

 

El gobierno designó como “terrorista” a la Hermandad al relacionarla con una ola de ataques milicianos contra las fuerzas de seguridad sin presentar alguna evidencia que apoyara sus afirmaciones. La medida señaló una nueva era de cero tolerancia contra el grupo y terminó cualquier esfuerzo de reconciliación.

 

El grupo niega estar involucrado en el ataque y sigue haciendo manifestaciones casi a diario para pedir que sea reinstaurado Mursi, quien fue derrocado por un golpe militar del 3 de julio después de que millones marcharan contra él.