Cuadrillas de obreros trabajaban el miércoles desde Maine hasta Michigan, e incluso en Canadá, para restaurar la energía a cientos de miles de viviendas y negocios que se quedaron sin electricidad por la tormenta de hielo del fin de semana, mientras la gente lentamente dejaba los refugios para pasar el día de Navidad en sus por fin cálidos hogares.

 

Pero no todo el mundo tuvo esa suerte, como Ashley Walter, quien se vio obligada a pasar la Navidad en un refugio en una escuela en Litchfield con su marido, Walter Jacob, y su hija de un mes, Leah.

 

La familia se quedó sin electricidad el sábado, la recuperó fugazmente y luego la perdió de nuevo desde el domingo. Ashley Walter y Leah se mantienen calientes en el refugio mientras Jacob Walter hace viajes frecuentes a casa para atender a sus gatos y revisar sus tuberías.

 

“Definitivamente es un poco extraño, pero estamos resistiendo”, dijo el miércoles sobre el desafío de verse obligado a salir de su hogar en Navidad. “Celebramos nuestra Navidad juntos anoche. Llené unas pequeñas medias y se las di a mi marido, hermanas y mi hija”.

 

Las gélidas temperaturas que envolvieron la región que va de los Grandes Lagos a Nueva Inglaterra hicieron que el hielo se mantuviera en los cables eléctricos y las ramas de los árboles. Los funcionarios temían que las ráfagas de viento de más de 32 kilómetros por hora (20 millas por hora) pudieran romper más ramas y que en algunos lugares la nieve obstaculizara el jueves a las cuadrillas que intentan llegar a sitios remotos.

 

“Hemos tenido dos hermosos días soleados en Maine, y el hielo no desaparece”, dijo la portavoz de la Agencia de Gestión de Emergencias de Maine Lynette Miller. “Están muy preocupados por más peso sobre los árboles que ya están en riesgo por el hielo”.

 

La tormenta del fin de semana fue una de los peores que se han presentado durante la semana de Navidad, y las cuadrillas de reparación trabajaban día y noche para restablecer el servicio. Los estados que no se vieron afectados enviaban cuadrillas para ayudar.

 

Las autoridades atribuyeron a la tormenta 17 muertes en Estados Unidos y 10 en Canadá. Cinco personas en Canadá murieron a causa de la intoxicación por monóxido de carbono de los generadores de emergencia que abastecían sus hogares, mientras que dos personas en Michigan, un hombre de Maine y un hombre en Vermont también murieron a causa de gases tóxicos.

 

En Michigan, la policía dijo que una mujer murió la nochebuena cuando su vehículo se pasó un semáforo que estaba fuera de servicio debido a la tormenta de hielo y chocó con una camioneta.

 

Decenas de miles de viviendas seguían sin electricidad el miércoles en Michigan, un descenso con respecto a los más de 500.000 durante el pico de la tormenta.

 

En Canadá, unos 160.000 clientes se quedaron sin electricidad. Había 72.000 clientes sin electricidad en Toronto, menos que los 300.000 durante el máximo de los apagones, y el alcalde Rob Ford dijo que algunos podrían no ver restablecido el servicio hasta el fin de semana.

 

De regreso a Maine, aún quedaban unas 60.000 personas sin electricidad, menos que el máximo de 106.000. Trudy Lamoreau supervisaba el refugio de emergencia donde unas 25 personas se quedaron la noche del martes. Lamoreau, quien también es la administradora de la ciudad, dijo que calentaron el refugio con generadores hasta que la escuela de nuevo contó con electricidad la noche del martes.

 

“La gente lo está haciendo bastante bien teniendo en cuenta las circunstancias”, dijo.

 

Los voluntarios trataron de hacer acogedor el refugio, y cocinaron una cena de jamón con papas, verduras, pan y pastel como postre en Navidad.

 

Ashley Walter dijo que los voluntarios habían sido “increíbles”, al montar una sala aparte para ella y Leah a fin de que no molestaran a los demás cuando la bebé se despertaba durante la noche.

 

“Ellos sólo tratan de hacer todo lo mejor para nosotros”, añadió.