El uso que le damos a los celulares es inmenso. Desde hablar, enviar mensajes, tomar fotos, hasta la infinidad de aplicaciones que nos ayudan a tener una vida más llevadera y entretenida. Afortunadamente la cantidad ingente de información que se genera en estas aplicaciones es muy valiosa para la toma de decisiones importantes. Por ejemplo, con la geolocalización es posible el estudio del movimiento de tráfico en zona urbana, como la cantidad de coches que pasan por un punto, el tamaño de la fila, siendo estos datos oro molido, ya que pasados a modelos informáticos, ayudan a decidir sobre qué carreteras construir, qué tiempos distribuir en los semáforos, qué nuevas líneas de metro se deberían construir, entre otras utilidades. Aunque parezca ciencia ficción, mucha información de este tipo ya se recoge para estudiar los patrones de tráfico en París, y controlar las masas en conciertos en Bélgica.

 

Durante los últimos cinco años hemos asistido al nacimiento y explosión del llamado Big Data, donde grandes cantidades de información, y su metodología y tecnología para procesarlos han dado interesantes resultados. El año pasado la empresa de telefonía France Telecom realizó un experimento con los datos de su subsidiaria en Costa de Marfil. Para ello, reunió y anonimizó todos los detalles de dos mil quinientos millones de llamadas y SMS entre sus cinco millones de usuarios entre diciembre de 2011 y abril de 2012. Esta información la dividió en diferentes conjuntos en función lo que se buscaba (comunicación entre torres, movilidad, etc). De esta manera se creó el Data for Development, un proyecto abierto a centros de investigación públicos o privados, que pasarían a tener los datos y a su vez presentarían investigaciones con estos datos.

 

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