La crisis en Ucrania y las profundas implicaciones que puede tener para las relaciones entre la Unión Europea y Rusia centrarán la reunión que mañana mantendrán los ministros de Exteriores de los Veintiocho, después de que la relación entre Bruselas y Kiev sufriera hoy un nuevo revés.

 

La falta de entendimiento entre Ucrania y la UE se ha vuelto a poner de manifiesto con la decisión de la Comisión Europea de suspender los trabajos que mantenía con Kiev para tratar de encontrar conjuntamente un “camino” para la firma del acuerdo de Asociación y libre comercio negociado con los Veintiocho.

 

El comisario europeo de Ampliación, Stefan Füle, anunció esta decisión tras constatar la falta de claridad de Ucrania sobre sus intenciones, al tiempo que volvió a pedir a Kiev un “compromiso claro” antes de reanudar estos trabajos.

 

En este tenso contexto, el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, viajará mañana a la capital belga para mantener un almuerzo de trabajo con sus homólogos.

 

En las últimas semanas, la UE ha criticado abiertamente las presiones ejercidas por Moscú sobre Kiev para disuadir al presidente, Víktor Yanukóvich, de firmar el acuerdo, que supondría un importante acercamiento al bloque comunitario.

 

Acuciado por unas finanzas al borde de la bancarrota, Yanukóvich dio la espalda a última hora a la UE y se inclinó por mantener los vínculos económicos con Rusia, con quien va a sellar un pacto para restablecer plenamente las relaciones comerciales.

 

El papel de Moscú ha encendido los ánimos, especialmente entre los países excomunistas de la Europa central y oriental, como Polonia, Lituania y la República Checa, que quieren una respuesta contundente desde Bruselas.

 

Mientras, los grandes del bloque prefieren mantener la cautela, conscientes de los muchos intereses que la UE tiene en la relación con Rusia, y abogan por una postura “realista” y “constructiva”, según fuentes diplomáticas.

 

Esos países -como Alemania, Francia, Reino Unido o España- defienden que tensar la situación puede degradar las relaciones con Rusia hasta un punto poco deseable.

 

La reunión con Lavrov estaba ya convocada con anterioridad a la crisis ucraniana para preparar la cumbre UE-Rusia del próximo enero, pero la situación en Kiev será el plato fuerte de las discusiones, que se prevén acaloradas, pues las dos partes llegan cargadas de reproches.

 

En una entrevista, el ministro ruso acusó el sábado a la UE de intentar “imponer sus criterios a los países de la llamada Asociación Oriental (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusa, Georgia, Moldavia y Ucrania) cuando éstos no están en condiciones de competir con la mayoría abrumadora de las mercancías europeas”.

 

Lavrov, para quien las protestas proeuropeas en Ucrania estaban orquestadas con anticipación e instigadas por Europa, criticó además “la reacción casi histérica a una decisión soberana de las autoridades legítimas de Ucrania”.

 

Por ahora, Bruselas ha insistido a Ucrania en que su oferta de acuerdo sigue sobre la mesa y ha defendido que su firma puede suponer además una salida a la crisis política que vive el país, aunque la suspensión de los trabajos significa un nuevo contratiempo para el proceso.

 

La Comisión Europea había aceptado discutir con el Gobierno varios aspectos de la aplicación del mismo y las posibles ayudas que recibirá el país para modernizar su economía.

 

Kiev, mientras tanto, insiste en que su intención es firmar “pronto” el acuerdo de Asociación, una vez que reciba garantías de que su implementación no dañará a la ya maltrecha economía nacional.

 

Las autoridades ucranianas han dado diferentes cifras sobre los supuestos costes del acuerdo, entre 5.000 y 160.000 millones de euros, que la UE considera exageraciones sin justificar.

 

Además de Ucrania, los ministros de Exteriores europeos repasarán en una cargada agenda la situación en Siria, centrándose en tres aspectos del conflicto: los preparativos de la conferencia de Ginebra 2, la crisis humanitaria y el proceso de eliminación del arsenal químico.

 

También abordarán la aplicación del acuerdo alcanzado con Irán sobre el dossier nuclear, aunque no está previsto que tomen por ahora ninguna decisión para suspender ciertas sanciones que pesan sobre Teherán, algo que dejarán para enero.

 

La UE también abordará el proceso de paz en Oriente Medio, que tratará de impulsar ofreciendo a palestinos e israelíes un paquete de ayuda “sin precedentes” en caso de que logren sellar un acuerdo.

 

Por último, los ministros tratarán la intervención en la República Centroafricana, donde se estudiará el papel que puede tener la UE en los próximos meses para tratar de mantener la paz una vez que se estabilice la situación.