Los pasos que ha dado México para avanzar hacia la sociedad y la economía del conocimiento han estado muy relacionados a la toma de las grandes decisiones políticas y se remontan a la década de los años 30 del siglo pasado, cuando se creó la Academia Nacional de Ciencias.

 

Tiempo después, en plena efervescencia política para institucionalizar los principios que dieron origen a la Revolución Mexicana, movimiento armado que se conmemora justamente en estos días, surgió el Consejo Nacional de Educación Superior y de la Investigación Científica (CONECIC), que es el antecedente del actual Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y el intento más sólido de cómo los nuevos conocimientos podrían servir a la solución de los grandes problemas nacionales.

 

Un año después, el presidente Lázaro Cárdenas fundó el Instituto Nacional Politécnico (IPN) y en él se han formado hombres y mujeres cuya aportación científica y tecnológica ha sido imprescindible en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas nacionales. Por ejemplo, sin la necesaria formación de ingenieros químicos competentes, la nacionalización del petróleo que tuvo lugar poco después hubiera sido un fracaso. De hecho, las 17 compañías extranjeras que explotaban esos recursos apostaron a que México no sería capaz de refinar crudo para convertirlo en gasolina porque carecía del conocimiento para sintetizar tetraetilo de plomo, sustancia que impide que el combustible explote en los motores de combustión interna. Sin embargo, se reunió a los más aventajados ingenieros químicos del IPN y de la UNAM y lograron lo que parecía imposible.

 

En el 42, el CONECIC se transformó en Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica (CICIC) para, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, fundar el Instituto Nacional de la Investigación Científica, el cual daría paso, en 1970, a la creación del CONACYT, que fue la primera acción de gobierno de Luis Echeverría Álvarez.

 

A partir de ahí, la normatividad del sistema nacional de ciencia y tecnología se desarrolla de manera continua. El primer paso fue el Plan Indicativo de Ciencia y Tecnología, que en 1978 propiciaría la creación del PRONACYT, un primer programa nacional que sería la base de la Ley para Coordinar y Promover el Desarrollo Científico y Tecnológico, en 1985.

 

Después vendrían la Ley para el Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica (LFICyT), en 1999; la Ley de Ciencia y Tecnología, la nueva Ley Orgánica del CONACYT, el Programa Especial de Ciencia y Tecnología (PECyT) y, como uno de las más importantes consecuencias de todo ello, la creación del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC (FCCyT), único órgano de consulta y asesoría del Poder Ejecutivo en materia de ciencia, tecnología e innovación; este último concepto fue acuñado a partir de 2008, con la transformación del PECyT en Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECITI), en cuyo diseño a largo plazo colabora actualmente.

 

Este martes 19 de noviembre de 2013, el Foro Consultivo, en conjunto con la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados y la Red Nacional de Consejos Estatales de Ciencia y Tecnología (REDNACECYT) reunirán a representantes de los congresos estatales, titulares de las secretarías de CTI de Morelos, DF y Jalisco, así como de las comunidades académica y empresarial para revisar este largo proceso de toma de decisiones y los desafíos que a futuro entraña la construcción de políticas públicas, es decir, que toman en cuenta la expresión de la sociedad, para hacer del conocimiento científico, tecnológico e innovador la palanca del desarrollo económico y del bienestar social de México.

 

La entrada es libre, las actividades inician a las 09:00 horas y la cita es en Paseo de la Reforma No. 80, frente al monumento a Cristóbal Colón.

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