La pelea por el PAN no será entre maderistas y calderonistas.

 

Gustavo Madero y Ernesto Cordero deberán enfrentar a Juan Manuel Oliva.

 

El ex mandatario guanajuatense ha recorrido el país, visitado a panistas de las 32 entidades, escuchado quejas de todos lados y de todas las corrientes internas y comprometido liderazgos regionales y dirigentes estatales.

 

Anda en una campaña muy discreta.

 

Llamado por Vázquez Mota a principios de 2012, dejó la gubernatura para ser marginado por Madero, Felipe Calderón y la candidata presidencial.

 

Quisieron arrebatarle la sucesión de su estado y regresó para asegurar la victoria de su delfín Miguel Márquez, quien, circunstancias de la política, lo ha desamparado y deja avanzar acusaciones.

 

Se reincorporó al comité de Madero como secretario adjunto y suyas fueron las negociaciones aliancistas con otros partidos para las pasadas elecciones locales.

 

Así amarró lealtades y ya se siente listo.

 

COMPROMISO Y TRAICIÓN DE GUSTAVO MADERO

 

Juan Manuel Oliva ya ganó el primer pulso con Gustavo Madero.

 

Éste pretendía reelegirse sin abandonar la presidencia del PAN, Oliva le exigió la licencia y Madero ya la concedió: se irá en cuanto inicie la contienda.

 

Oliva lleva ventaja a sus contendientes.

 

No tiene la marca de los dos bandos panistas en pugna.

 

A diferencia de quienes han expresado deseos de participar -el propio Madero, Ernesto Cordero, Juan Carlos Romero Hicks, Josefina Vázquez Mota– ha sido dirigente panista en todos los niveles, desde el municipal hasta el estatal.

 

Ese aspecto parecería menor si se considera la falta de liderazgo de otros ex presidentes nacionales –Germán Martínez, César Nava, Gustavo Madero-, pero ellos salieron de Los Pinos y llegaron por encargo presidencial.

 

En adición, lleva casi un año en campaña.

 

En noviembre de 2012, cuando Madero se tambaleaba y el PAN estaba en la peor crisis tras la derrota de Vázquez Mota, Oliva llegó al Comité Ejecutivo Nacional y le dio todo el apoyo del Yunque.

 

En aquel momento preguntó a Madero si pensaba reelegirse.

 

-No-, le contestó.

 

Lo tomó como aval para iniciar su propia lucha, pero Madero cambió de opinión en cuanto se fortaleció con el apoyo de la extrema derecha panista y del gobierno tras el Pacto por México.

 

Por ello Oliva se siente traicionado y, cuando haga su anuncio -tal vez a fines de mes-, se ofrecerá como alternativa para estructurar un partido competitivo, negociador en partes sustantivas para la república y opositor intransigente cuando de principios se trate.

 

En su escenario figuran posibilidades como la unión de calderonistas y maderistas para enfrentarlo, y la intervención del gobierno a fin de mantener a Madero como aliado.

 

LOS GOBERNADORES NO SE CONFÍAN DE HACIENDA

 

1.- Gobernadores y alcaldes no se fían.

 

Luis Videgaray abrió la Secretaría de Hacienda como ventanilla para negociar obras y programas en 2014, pero ellos acuden a la Cámara de Diputados en busca de partidas adicionales.

 

-Vengo por el pilón- dicen, y por San Lázaro han sido vistos el zacatecano Miguel Alonso Reyes, el tamaulipeco Egidio Torre Cantú, el poblano Rafael Moreno Valle, el morelense Graco Ramírez, el quitanarroense Roberto Borge

 

Sabedores de su poder, la mayoría busca al priista Manlio Fabio Beltrones, quien les ofrece su influencia y les hace una advertencia:

 

-Será un presupuesto dirigido a impulsar el crecimiento, el empleo y el desarrollo social. Se pondrán candados para garantizar transparencia, austeridad y cuentas claras.

 

Y 2.- ha escalado, al parecer sin posibilidades de control, el conflicto entre perredistas por el manejo de becas de la ALDF.

 

El fideicomiso fue constituido por la ex lideresa Alejandro Barrales y manejado por Adolfo Orive, quien entregó informes y auditorías a la Legislatura actual.

 

Quien fuera vocal ejecutivo del mismo, el verde Raúl Nava, pidió una investigación a fondo y sin sesgo político.