La advertencia era clara, lo íbamos a provocar. Recordarle que en la calle y en las cantinas se habla de los comentaristas de deportes de Televisa como unos seres poco preparados que ganan mucho dinero con sólo abrir la boca. En los diarios, le decimos a Alberto Lati, también queda la sensación de que sus plumas pesan menos que las de los que hablan de política, economía o cultura. Le recordamos que The New Yorker tiene un artículo famoso, de 1920, en el que argumenta que los deportes son una empresa trivial, que envuelve a gente de poco nivel intelectual. Pero la misma publicación acepta que la calidad de la escritura de los textos que fluían en las páginas de deportes, era superior a la del resto del diario. Había más drama, más emoción, más precisión… Una vez envuelto en prejuicios, el periodista de deportes responde. Serio, pero sin titubear. Firme. Esta es parte de la charla con el periodista de deportes de Televisa, columnista de 24 HORAS y autor de “Latitudes. Crónica, viaje y balón”, libro que sale a la venta este fin de semana.

 

–Hay algunos periódicos en Estados Unidos que llaman a las secciones de deportes “the toy department” (algo así como la juguetería).

 

–Es que podemos ser un bálsamo, un oasis a mitad de un bombardeo político, financiero, social, crisis de diversa índole, aunque el deporte también tiene sus crisis, pero poniéndola en perspectiva; casi todas las crisis del deporte, aunque hay algunas que se salen de proporción, casi todas sí permiten ese tipo de bálsamos.

 

–Las columnas se han convertido en uno de los últimos refugios del buen periodismo deportivo en Estados Unidos. ¿En México?

 

–Yo creo que hay grandes periodistas deportivos. Lo que pasa es que muchas veces el periodista de otra sección ve como algo minimizable (yo no coincido), el que una persona se limite a hacer un análisis táctico. Yo creo que no, yo creo que es una faceta muy válida de un ejercicio periodístico, explicar cómo se paró, que variantes te presentó, como se va a parar, que yo no tengo propiamente la mayor de las capacidades para un análisis estratégico. Es por eso que algunas veces nos ven para abajo y no me parece, y a muchos de mis colegas es un tema que les duele bastante. El sentir que somos menospreciados porque nos dedicamos a la parte deportiva, y la prueba está que cuando los eventos deportivos se dan coyunturas, que demandan un tipo de cobertura diferente, muchos están capacitados para hacer esa cobertura tan bien como lo haría un enviado especial que no fuera de deportes.

 

–Desde afuera los ven a ustedes como si hicieran una labor muy sencilla…

 

–Es que para empezar yo no entiendo que haya que diferenciar entre periodismo deportivo, periodismo cultural y periodismo político. Es periodismo (…) Yo no creo que el periodista deportivo lleve siendo mal visto un año, es algo que hemos cargado mucho tiempo y han habido plumas brillantísimas dedicadas al deporte, no son la excepción, hay grandes plumas en todas las culturas.

 

–Leía que un evento deportivo puede resumir una cultura, una moda, el amor incluso, un pleito político extremo y todo eso se queda en la rapidez de la tele, en la rapidez internet. ¿Nos cuentas alguna anécdota que refleje el poder del deporte?

 

–Muchas de las historias de mi libro van por ahí. Tengo una crónica de un niño soldado, de la guerra de Angola, de cómo salió de ese contexto, desgarrado. Su familia muerta. Su aldea rebajada a cenizas. La única salida que tuvo para dejar de ser niño soldado se presentó cuando vio una pelota rodando. El ver una pelota rodando, porque el futbol también es solidaridad, el futbol es confianza. Como esta historia tengo muchas más que voy contando a través del libro de cosas que vi en Japón o cosas que vi en China, en Alemania… es en general un libro con mucha melancolía, con mucho de querer revivir esos momentos de los que tuve el privilegio de ser parte.

 

–¿Cuál es tu ideal a alcanzar como reportero?

 

–Ryszard Kapuscinski. Es la meta inalcanzable. Como toda meta, es una manera de narrar lo que es desplazarte, lo que es darle voz a la gente, en contextos diferentes. Hay grandes voces que lo hacen, Juan Villoro. Y otros grandes escritores como John Carlin, hay muchísimos escritores más, Martín Caparrós, el argentino que escribe maravillosamente. Yo creo que es un modelo muy pretencioso, pero como te vas a poner a escribir un libro, tu meta tiene que ser alta y ya la gente dirá para que tanto sirve o no sirve, pero tienen que hacer tu esfuerzo, no poner pretextos.

 

–Además de Villoro en México, ¿quién crees que podemos ver como una de las figuras que están generando y enriqueciendo esto?

 

–Bueno, la persona que encabeza esta editorial Cal y Arena, Rafael Pérez Gay, otro necaxista (por algo a los intelectuales les gusta el Necaxa), tiene un libro maravilloso sobre el futbol pero así como ellos hay muchos más.

 

–¿Entonces la parte deportiva sigue enriqueciendo las redacciones?

 

–Exactamente. Yo creo que sí somos en la sociedad un aspecto que les puede gustar o no, pero que es indispensable. No puedes hablar de la Italia del siglo XX, sin tener que referir su Giro de Italia.

 

–Son necesarios para que nos cuenten eso…

 

–Claro, y por eso el compromiso de todos los no deportivos de no vernos con desdén a los que hacemos cosas de deportes y decir no soporto eso del futbol (…) Esto finalmente es una pelota rodando, pero es algo más complejo.

 

–¿También le vas al Necaxa?

 

–¡No!, yo soy de las Chivas… últimamente tienen tanto mérito como del Necaxa.

 

–¿En el periodismo de deportes no se investiga?

 

–Si nos ponemos a ver qué campo tiene más lagunas de investigación, si la corrupción política o el dopaje deportivo, creo que no estamos abajo en el campo de investigación.

 

–¿Por qué creemos los mexicanos que somos buenos en futbol?

 

–Es que si yo te dijera que hay países tan apasionados como México en futbol, con resultados mucho peores… Te invito a que camines por Tailandia y veas a un tailandés recitándote la alineación de México, diciéndote los números completos de Luis Hernández en el Mundial del 94. La pasión de un pueblo por un deporte no siempre va de la mano de los resultados, o de los éxitos que obtienes, más bien, creo yo que entre más mal te va, el masoquismo ahí te tiene más aferrado. Los tanzanos, los etíopes… aman el futbol, con pasión y no tienen ningún nivel de importancia en esto. India, Pakistán son territorio completamente de criquet, es un fenómeno muy particular. Pero que México ame al futbol y le vaya mal en el futbol no nos hace únicos.

 

–¿Tú pierdes algo si México no va al Mundial?

 

–Un pedazo de hígado.

 

“La pasión de un pueblo por un deporte no siempre va de la mano de los resultados”

 

“Si nos ponemos a ver qué campo tiene más lagunas de investigación, si la corrupción política o el dopaje deportivo, creo que no estamos abajo en el campo de investigación”

 

“Yo no creo que el periodista deportivo lleve siendo mal visto un año, es algo que hemos cargado mucho tiempo y han habido plumas brillantísimas”

 

“Desgarrado. Su familia muerta. Su aldea rebajada a cenizas. La única salida que tuvo para dejar de ser niño soldado se presentó cuando vio una pelota rodando”

 

“Yo creo que sí somos en la sociedad un aspecto que les puede gustar o no, pero que es indispensable”

Alberto Lati