COPENHAGUE. Elaborar un menú únicamente a partir de alimentos descartados por tiendas y productores para combatir el despilfarro de comida es el propósito de un novedoso restaurante de Copenhague sin ánimo de lucro.

Rub&Stub lleva abierto apenas unas semanas, pero ya ha recibido gran atención mediática en Dinamarca por su novedoso concepto, que se basa en una simple ecuación: los excedentes de los establecimientos se convierten en comida y el beneficio se destina a apoyar iniciativas de cooperación en el Tercer Mundo.

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Se trata de productos que las tiendas no venden por distintos motivos: su forma o tamaño, exceso de mercancía, falta de espacio en almacenes o por estar a punto de caducar, dice Astrid Engholm, que forma parte del colectivo que está detrás de esta iniciativa.

“Es un proyecto emocionante y que tiene sentido, porque si no estos productos habrían sido tirados a la basura”, afirma Engholm, una de los cerca de 70 voluntarios que trabajan en la cocina, como camareros o captando a proveedores y establecimientos.

A esta tarea dedican buena parte de sus esfuerzos, ya que aunque han cerrado acuerdos con un par de grandes supermercados, no alcanza para cubrir todas las necesidades de la cocina -de momento, en torno a 30 %-, por lo que es necesario comprar ingredientes.

Rub&StubLa dependencia de las donaciones condiciona la carta, que cambia muy a menudo.

“Es un reto, pero eso hace el trabajo más emocionante”, asegura Irina Bothmann, la jefa de cocina del restaurante y la única persona, aparte de la directora del proyecto, que percibe un sueldo.

Que las donaciones no cubran aún un porcentaje mayor en la cocina repercute en lo que paga el cliente: un plato principal cuesta entre 115 y 130 coronas danesas (entre 15 y 17 euros), por encima de precios más populares a los que aspiran los promotores de la idea.

La iniciativa surgió hace un año en torno al colectivo RETRO, que regenta varios cafés en Copenhague y destina los beneficios a apoyar varios proyectos educativos para niños y jóvenes en Sierra Leona.

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Rub&Stub, situado en el popular centro cultural Huset, puede albergar hasta 50 comensales y abre cuatro días a la semana, aunque espera ampliar su horario con más voluntarios.

“Nuestra idea no es abrir muchos restaurantes, sino servir de ejemplo”, sostiene Engholm.

Siguiendo ese espíritu, este colectivo participa en otras iniciativas similares y colabora con la campaña que las autoridades danesas han lanzado contra el despilfarro de comida. EFE