No es extraño estar en una tienda y ver que la señorita que atiende es confundida por un cliente. O bien, que se confunde a un cliente con un dependiente.

Situaciones como esa suceden todo el tiempo y tienen que ver con esa idea arraigada de que vestir adecuadamente es irrelevante.

La verdad es que es importante vestir correctamente en toda ocasión, pero especialmente en el ámbito laboral. Hay que tomar en cuenta el trabajo que se tiene, y no sólo eso, sino que hay que prestar mucha atención a otros detalles, como la manera de hablar, de dirigirse a los demás, el modo de actuar, el lenguaje corporal y la comunicación no verbal. Todos estos factores son esenciales a la hora de proyectar nuestra imagen.

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“El trabajador es la imagen de su empresa”, se dice a menudo. Por ello, cuando una persona se ve desaliñada o exhibe un mal comportamiento o una mala actitud, eso provoca que los demás le tengan menos confianza y le resta credibilidad.

Cabe señalar que la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace es primordial, no sólo para la vida profesional, sino también para la vida personal.

En Nueva York, recientemente se realizó un estudio a los altos ejecutivos del Centro de Innovación y Talento, en el que muestra que se necesita más de 25% de presencia ejecutiva para ascender a un puesto de liderazgo, definiendo como elementos clave:

1. La capacidad de proyectar confianza, equilibrio, tolerancia al trabajo bajo presión y decisión

2. Comunicación: la manera en la que cada persona se desenvuelve ante los demás

3. La apariencia

Hay varias estrategias que se pueden realizar cuando se carece de alguno de estos elementos. Lo primero es trabajar uno por uno. La clave está en tener claros los objetivos y la idea de a dónde se quiere llegar. Cuando se logran los tres elementos anteriores, es posible conseguir que la proyección personal ante los demás sea diferente. Para comenzar a trabajar con la imagen y proyectarla mejor en el trabajo, aquí van algunos tips:

1. Hay que observar el lugar en el que se trabaja, el escritorio y en general toda la oficina, ¿está limpio y ordenado? Si no, ¡Es hora de arreglarlo!

2. Es importante verificar que la manera en la que uno se viste corresponda al puesto que se tiene.

3. Hay que escuchar la forma en la que se habla con las personas con las que se trabaja, ¿es la adecuada?

4. Se debe cuidar la relación con los compañeros de trabajo.

Hay un mundo de detalles que se pueden utilizar a favor de uno. Cuando se lleva ventaja en estos elementos, se abren más puertas en el ámbito profesional; por ello, se recomienda comenzar a practicar estos consejos ahora mismo.