MANILA. Los rebeldes del Frente Moro de Liberación Musulmana  (FNLN), que tomaron a principios de este mes la ciudad de Zamboanga, invadieron el poblado sureño de Midsayap, donde mantienen al menos a una veintena de rehenes civiles.

 

Las autoridades se encuentran negociando con el grupo guerrillero para convencerlos de que liberen a los rehenes y se entreguen, dijo el portavoz de las Fuerzas Armadas de Filipinas, Harold Cabunoc, quien también explicó que se registraron enfrentamientos en los que un soldado murió y otro resultó herido.

 

Cuando el ejército filipino atacó, los rebeldes se dividieron en varios grupos y tomaron a cuatro maestros y 11 campesinos como rehenes.

 

El gobernador de la Región Autónoma del Mindanao Musulmán, Mujiv Hatamanel, informó que de los cientos de rebeldes que atacaron Zamboanga quedan entre 40 y 50 en una zona de una o dos hectáreas de la urbe.

 

Desde que empezó el asalto, el 9 de septiembre, han muerto 132 personas, de las cuales 105 son miembros del grupo del FNLN, que dirige Nur Misuari, 12 civiles, 12 militares y tres policías.

 

Actualmente se desconoce si ambos ataques están relacionados, ya que algunos especulan que se trata de los Combatientes Islámicos por la Libertad de Bangasamoro, una facción separada de un grupo rebelde que firmó un acuerdo de paz a cambio de autonomía para la minoría musulmana en la nación de mayoría católica.

 

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, indicó el domingo que van a presentar cargos contra Misuari.”Nuestros investigadores trabajan para que Misuari responda ante la justicia por todo lo que ha hecho”.

 

Los rebeldes entraron en la ciudad portuaria por mar, ocuparon cinco barriadas y tomaron de rehenes a unas 180 personas, que usaron como “escudos humanos”, la mayoría de los cuales fueron liberados el pasado lunes.

 

El fundador del FNLN, Nur Misuari, ha declarado la “independencia” de la población islámica del sur de Filipinas, predominantemente católica, y llamó a sus hombres a tomar los edificios gubernamentales.

 

Misuari, un antiguo profesor universitario, firmó un acuerdo de paz con el gobierno en 1996, y el FMLI -una escisión del grupo de Misuari-, que actualmente se encuentra en la fase final de sus negociaciones con el gobierno, renunció a reclamar la independencia, privilegiando una simple autonomía regional.

 

Según analistas filipinos Misuari “está haciendo ruido” para boicotear las conversaciones entre el gobierno y el FMLI, ya que considera que estas negociaciones marginan a su movimiento y al Tratado de 1996.