Pintor y dibujante realizador de la novela gráfica “El Taco Psicotrópico”, Apolo Cacho recopila relatos inspirados en el desencanto y la precariedad dentro de la Ciudad de México. Nació en el Distrito Federal en 1987, creció en Irapuato y durante su infancia transitó por un colegio de monjas.
Estudió la licenciatura en Artes Plásticas y Visuales en la Escuela Nacional de Pintura y Grabado ‘La Esmeralda.’
Sarcásticamente tímido, Apolo se burla de sí mismo y de la humanidad entera. El título de esta exposición no es la excepción: ‘El mago está ebrio’ marca esa provocación paradójica donde la facilidad humana por la autodestrucción es parte de ese proceso creativo, casi oculto, que se traduce en magia.
Esta exhibición muestra una parte de sus obras más representativas. Entre imágenes oscuras, personajes siniestros y escenas fantásticas que cuestionan la condición humana, su trabajo se centra en el lema de que lo único que progresa con el paso del tiempo es la tecnología. Tanto el ser humano como el arte no, siempre es el mismo.
Para Apolo su trabajo está influenciado por “las bobas pinturas de Dalí y la película Grandes Esperanzas de Alfonso Cuarón”, además del trabajo de autores como Robert Crumb y Melecio Galván.”
Aunque muchas veces parezca que el trabajo de Cacho es un canto a la brutalidad y el fracaso del estilo de vida contemporáneo, también es un puente que permite, al espectador, transitar del mundo visible al invisible. Aprender las lecciones de ambos mundos y darse cuenta de que el arte es así, magia producto de la propia civilización, tanto enaltecedor como vergonzoso.
Su trabajo es una épica ilustrada de tiempos remotos o futuros, que reafirman ese presente apocalíptico y caótico. Muestra de lo inútil y paradójico que nos muestra la historia de la civilización. Un ‘yo contenido’, vasto de proezas e ilusiones, tanto como de humillaciones y bajas acciones.
