GINEBRA. La organización Human Rights Watch (HRW) denunció que el ejército sirio sigue utilizando bombas de racimo, prohibidas en 2010 por la Convención sobre Bombas de Racimo, debido a los inaceptables daños que causan a la población civil.

 

Mediante el informe Monitor de Municiones en Racimo 2013 en Ginebra, la directora de Promoción, División de Armas de Human Rights Watch, Mary Wareham, señaló que Siria persiste en el uso de bombas de racimo, que causan muerte y destrucción durante décadas, aún después de que estas han sido prohibidas por su efecto indiscriminado y el peligro de larga duración que representan para la población civil.

 

Tras supuestos ataques con armas químicas en suburbios de Damasco el 21 de agosto de 2013, HRW pidió a los Estados Unidos y a otros países que están evaluando opciones para la intervención militar, no utilizar bombas en racimo en sus ataques.

 

Hasta el momento, un total de 112 países firmaron o se han adherido a la Convención de Municiones en Racimo, que prohíbe el uso, producción, transferencia y almacenamiento de estas armas inhumanas y que requiere la limpieza de los restos de municiones en racimo dentro de diez años, así como la asistencia a las víctimas.

 

El Monitor de Municiones en Racimo 2013, informó que los hasta el momento se han destruido un total de 1.03 millones de municiones en racimo almacenadas que contienen cerca de 122 millones de submuniciones. Sólo en 2012, 173 mil 973 municiones en racimo y 27 millones de submuniciones fueron destruidas por Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, el Reino Unido y otros Estados miembros.

 

Según HRW la última vez que se reportó el uso de municiones en racimo por el gobierno de Washington fue en Yemen el 17 de diciembre de 2009, cuando uno o más misiles de crucero TLAM-D cargados con bombas BLU-97 golpearon la aldea de Al-Majala en la provincia sureña de Abyan, causando la muerte de más de 40 civiles.