La membresía del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) se compone de 18 mil 475 miembros, distribuidos en los cuatros niveles (candidato, I, II y III), de los cuales tres mil 130 son mayores de 60 años -muchos de ellos con al menos 15 años de servicio en el mismo nivel- y estarían, por tanto, en condiciones de optar por la jubilación voluntaria. Sin embargo, poco más de 90% desestimaron esta posibilidad.

 

Un estudio reciente del Foro Consultivo Científico y Tecnológico respecto de las perspectivas de jubilación voluntaria en el SNI muestra que perder ingresos, muy en especial el seguro médico privado, son los principales argumentos por los cuales los científicos y tecnólogos del país no se jubilan. (consultar: www.foroconsultivo.org.mx)

 

El estudio, coordinado por la doctora Graciela Bensusán de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X), y que contó con la participación de especialistas como Ívico Ahumada Lobo, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-México) y Daniel Inclán, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, reveló una decena de hallazgos, de entre los que destaca que más allá de ciertas características como edad, sexo, lugar de residencia, institución de adscripción o del nivel que se tenga en el SIN, la decisión de jubilarse voluntariamente “se ve afectada por la brecha de ingreso entre el posible monto de la pensión y el monto de los ingresos como académicos activos (incluidos salarios y prestaciones no-salariales como estímulos, bonos)”.

 

Seguido de ello, el estudio muestra que los investigadores conceden mucha  importancia a la pérdida de beneficios como “seguro médico privado, espacio para trabajar, recursos para investigación o congresos u otros apoyos similares” y posponen la jubilación o dicen que nunca lo harán.

 

Otro hallazgo es que “sin importar su edad, la gran mayoría de los encuestados, sobre todo quienes plantean retirarse en el corto plazo, señaló que la posibilidad de jubilarse aumentaría mucho si conservara la pertenencia al SNI después del retiro. De acuerdo con las entrevistas, además del estímulo económico, el mantenimiento del SNI es sumamente apreciado por la posibilidad de continuar utilizando el seguro médico”.

 

Por ello, los especialistas plantean diversas recomendaciones, entre ellas: mantener el seguro médico privado, la pertenencia al SNI después del retiro (bajo ciertas condiciones); establecer compensaciones parciales según cada institución; opciones flexibles, contratos de medio tiempo, etcétera.

 

El estudio realizado por el Foro Consultivo es el tercero en su tipo desde 2005, cuando la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) efectuó un ejercicio similar, en el cual comparó los esquemas de jubilación aplicados en otros países y las propias experiencias que se tenían al respecto en 40 universidades públicas mexicanas.

 

Otro análisis, elaborado años después por el Grupo-LM&S, tuvo como objetivo principal conocer los flujos que se liberarían, tanto en número de plazas como en percepciones dentro de las instituciones académicas por la jubilación de investigadores.

 

En tanto, la investigación llevada a cabo por el Foro Consultivo tuvo como objetivo específico conocer “si el mantenimiento de la distinción y el estímulo académico del SNI después de la jubilación podría aumentar la disposición de los investigadores a retirarse”.

 

Como bien lo apunta el doctor Rubén Mares Gallardo, director de la Escuela Superior de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), diversas entidades de educación superior, como la UNAM, el Colegio de México y el IPN ahora, estudian o han puesto en marcha originales y muy atractivos procesos para fomentar la opción de jubilación entre sus miembros.

 

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