Son las nueve de la mañana y en la estación Zaragoza de la línea 1- que conecta a la Ciudad de México de oriente a poniente- inician su jornada laboral los llamados “vagoneros”: hombres y mujeres, muchos de ellos jóvenes quienes cargan en la espalda enormes bocinas cuyo sonido llega a superar los 100 decibeles que produce una plataforma aérea.

 

Los vendedores de discos MP3 con los éxitos musicales de todos los tiempos no son los únicos. Afuera de la estación, en el paradero algunos compran los productos, principalmente golosinas, que ofrecerán después a los usuarios del Metro.

 

Ya en los andenes los jóvenes -en su mayoría de 13 a 30 años- se saludan, se desean suerte, bromean entre ellos, se persignan y poco a poco comienzan su arribo a cada uno de los vagones del tren.

 

Aunque varía, es entre las 11:00 y las 13:00 horas cuando más activos están. En un recorrido de 14 estaciones de Zaragoza a Sevilla en la línea 1, la segunda más transitada del Sistema de Transporte Colectivo Metro, pueden contarse hasta 20 “vagoneros” que ofrecen principalmente discos MP3 de todos los géneros musicales.

 

Para promocionar sus productos cargan enormes mochilas acondicionadas para soportar hasta 20 kilos de peso. Su contenido incluye bocinas, cables, baterías recargables, amplificadores de 600 watts (usados en automóviles), luces  y el reproductor de audio. Según cuentan ellos mismo, el costo del equipo va de mil 500 a tres mil 500 pesos.

 

Con ese peso a cuestas y a la vista del personal de seguridad del Metro, los jóvenes pasan de un vagón a otro a lo largo de toda la línea, aun cuando el Reglamento de Transporte del DF, en su artículo 13, “prohíbe a los usuarios del servicio público de transporte masivo de pasajeros transportar bolsas grandes o maletas que estorben el movimiento o causen molestias a los demás pasajeros”.

 

“No hay problema con los polis, excepto por ‘las boinas’ (miembros de seguridad encargados de realizar operativos y que se distinguen por el uso de ese aditamento). Nosotros pasamos al metro incluso sin pagar boleto, pues también trabajamos aquí”, dice Abel, quien desde hace dos años vende discos en los vagones de la línea 1, la segunda más transitada de la red.

 

A los 14 mil trabajadores de todo el Sistema se suman estos jóvenes, que se calcula suman más de dos mil 800. “Muchos comenzaron a trabajar aquí debido a problemas económicos; es mejor trabajar aquí que ganar poco en un trabajo formal. Aunque a la gente le moleste, es nuestro trabajo”, comenta.

 

Por cada disco vendido gana unos siete pesos. Con una inversión de 150 pesos se pueden comprar hasta 50 discos piratas, que de venderlos todos le dejan ganancias por 350 pesos. Sus proveedores, dice, están en las zonas de Tepito y la Morelos, o afuera de estaciones del Metro como Balbuena, Zaragoza o Merced.

 

Pero no todo es ganancia. De los ingresos deben descontar cuotas de hasta 300 pesos semanales que pagan a sus “líderes” a cambio del “permiso” para vender dentro del Metro.

 

USUARIOS MOLESTOS

 

De acuerdo con el Informe Especial de Movilidad 2013 de la Comisión de Derechos Humanos del DF (CDHDF), de las 394 quejas que atendió el organismo entre enero de 2011 y mayo de 2012 en materia de movilidad, 11% fueron contra el Metro, principalmente por ambulantaje, malos tratos, falta de mantenimiento e inseguridad.

 

El Reglamento de Transporte del DF prohíbe también “hacer funcionar dentro de los carros o en las estaciones aparatos de radio u otros objetos sonoros o que produzcan molestias a las personas”, sin embargo, el ruido que emana de las bocinas que suelen cargar los vagoneros puede alcanzar entre 90 y 112 decibeles, de acuerdo con la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) del DF, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda como nivel máximo de exposición al ruido los 80 decibeles.

 

Usuarios del Metro han manifestado su inconformidad por la presencia de estos vendedores a través de las redes sociales, donde piden a las autoridades del Metro y al jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, atender esta situación.

 

“Entorpecen el avance de los trenes, llegan a molestar a las personas, incluso se presentan riñas entre los usuarios y los vendedores o entre ellos mismos”, cuenta Eulalio Martínez, vigilante en la estación Balbuena.

 

Ejercer el comercio ambulante en los pasilloa y zonas de acceso del Metro también está prohibido conforme al Reglamento de Transporte del DF.

 

En la estación terminal de Pantitlán de la línea 9, miles de usuarios que descienden entre las 19:00 y las 22:00 horas para regresar a sus casas, tienen dificultades para transitar por los pasillos al encontrarse con una veintena de puestos que se extienden para ofrecer productos como juguetes, botanas, dulces, cosméticos, ropa e, incluso pan.

 

Desde hace varias semanas, 24 HORAS solicitó una postura del director del Sistema, Joel Ortega, sin que a la fecha existiera una respuesta.

 

DATOS

399.1 millones de personas transportadas entre enero y marzo de este año

62.4 millones registra la línea 1

195 estaciones hay en las 12 líneas del metro

69 mil 775 personas transitaron por la estación Zaragoza en el primer trimestre del año

Cuatro Caminos es la estación con mayor afluencia: 138 mil 362 usuarios en el mismo lapso