Una niña que viajaba en el vuelo de Asiana Airlines que se estrelló en San Francisco murió hoy, el mismo día que las autoridades confirmaron que una de las dos adolescentes chinas que perecieron en el desastre fue arrollada por un camión de bomberos.

 

La revelación sobre la adolescente planteó la trágica posibilidad de que haya sobrevivido al accidente para morir poco después en el caos del rescate.

 

Nadie sabe si las dos adolescentes sobrevivieron el impacto inicial del accidente, pero funcionarios de la Policía y los bomberos confirmaron el viernes que Ye Meng Yuan, de 16 años, fue arrollada por un camión de bomberos que se apresuraba a llegar para extinguir el Boeing 777 incendiado.

 

Su buena amiga Wang Linjia, también de 16 años, era parte de un grupo de pasajeros que no recibió asistencia médica de inmediato. Los socorristas no las vieron hasta 14 minutos después del accidente.

 

La otra joven falleció el viernes por la mañana. El Hospital General de San Francisco informó que estaba en estado crítico desde que llegó el sábado. Autoridades dijeron que no identificaron a la menor a solicitud de sus padres. Tampoco se dijo cuántos años tenía.

 

El cuerpo de Meng Yuan fue encontrado cubierto de espuma contra incendios cerca de un muro de contención acuático junto a la pista, junto con tres aeromozas que fueron despedidas del avión y cayeron en la pista, todavía aseguradas en sus asientos. Meng Yuan no estaba en su asiento.

 

“El camión de bomberos le pasó por encima por lo menos una vez. Ahora tenemos que determinar la causa de la muerte”, dijo la portavoz policial Albie Esparza. “Eso es lo que estamos tratando de determinar ahora”.

 

Robert Foucrault, jefe de Medicina Legal del Condado San Mateo, dijo que los resultados de la investigación inicial probablemente se darán a conocer la próxima semana. Foucrault declinó hablar sobre la investigación policial.

 

Momentos después del accidente del 6 de Julio, mientras los rescatistas trataban de ayudar a los pasajeros cerca del fuselaje en llamas, Wang Linjia y las aeromozas quedaron en los escombros a casi 600 metros (2.000 pies). Un grupo de sobrevivientes llamó al 9112 y trató de brindarles asistencia.

 

Miembros de ese grupo –atletas de artes marciales y familiares que regresaban de una competición en Corea del Sur– dijeron que tras escapar del avión vieron a por lo menos cuatro víctimas que parecían lesionadas de gravedad y que creían que una de las jóvenes estaba muerta.