Hace unos días, la familia Kardashian recibió a la nueva integrante, hija de la predilecta Kim y del músico Kanye West. Si bien tomó a la familia por sorpresa, pues se esperaba naciera en julio, a la pareja aún más pues las cosas, entonces y ahora, no han estado fáciles.

 

El descuido de Kim con su peso, generó que dejara de viajar desde tiempo antes del que generalmente se le permite a una embarazada, para tener un constante monitoreo tanto de la mamá como del bebé y así evitar sobresaltos o enfermedades derivadas del mal cuidado.

 

Por supuesto, se presentaron complicaciones en el embarazo y tuvo que ingresar de emergencia al hospital. La mamá tenía preeclampsia y alta tensión arterial, y la pequeña nació baja de peso y tuvo que ser ingresada a la incubadora por falta de temperatura corporal. Eso levantó aún más la ceja de los interesados por la familia; Kanye West canceló sus compromisos y viajó a Los Ángeles para estar atento al nacimiento y salud de Kim, informó la revista People.

 

Aunado a eso, el que saliera a la luz que Kim se la pasaba haciendo publicidad a la comida chatarra, razón por la cual en todo momento comía y por supuesto subía de peso, generó una polémica mediática, incluso dentro de la familia de Kanye West, pues se estaba dando prioridad a la generación de ingresos sobre la salud de la bebé. Algo que por supuesto no gustaba.

 

Además, y para poner las cosas aún más complicadas, se hizo público que el músico se encontraba en Suiza y no viajaba sólo, iba acompañado de una modelo; si bien no se esperaba esa noticia, tampoco sorprendía a nadie.

 

Por supuesto, Kim Kardashian aseguró que la nota era un absurdo, pero con todos los antecedentes que hay, se la debe estar pasando mal pues no tiene la certeza de qué pasará ahora; antes, con el pretexto del trabajo, la pareja podía estar distanciada pero ahora, o lo asumen y lo viven o se derrumbará en poco tiempo lo que el río traía sonando.