Tras el asesinato de ocho policías, por un supuesto comando, en una sede de la policía en el departamento de Salcajá, Guatemala, analistas consideran que los narcotraficantes utilizan ese país como “patio trasero” y que esta acción desafía al estado guatemalteco.

 

Un investigador de la Agencia Antidrogas de la Policía Nacional Civil (PNC), considera que hay razones para pensar que los sicarios pertenecen a un grupo de narcotraficantes que opera en el departamento de Huehuetenango, el cual, en ocasiones, opera junto a alguno de los cárteles mexicanos, que no es el de Los Zetas.

 

“El ‘modus operandi’, las armas utilizadas y las rutas de escape hacen creer que fueron ellos” y que la matanza tendría un doble objetivo: “vengar algún golpe recibido (…) como la extradición de alguno de sus líderes”, y “mostrar su fuerza (a las autoridades)”, explicó el investigador que pidió el anonimato por razones de seguridad.

 

Se presume que el grupo responsable del asesinato de los oficiales es el que opera en el municipio de Santa Ana Huista, departamento de Huehuetenango, y en 2008 fueron vinculados al Cártel de Sinaloa, esto después de un enfrentamiento con una célula de Los Zetas que dejó 17 muertos.

 

Ese enfrentamiento fue uno de los seis que se registraron en diferentes lugares de Guatemala entre 2008 y 2011, periodo en el cual gobernó Álvaro Colom y  que capturó a una decena de los más importantes jefes de los grupos locales que operaban en el país y que en los últimos años se habían asociado a los cárteles mexicanos.

 

Desde que inició el gobierno de Otto Pérez  Molina, en enero de 2012, se habían registrado varios crímenes con la huella del narcotráfico, pero la reciente matanza de policías es “la más desafiante acción” que se registra en el periodo, de acuerdo con autoridades.

 

Durante los últimos meses se habían reducido las acciones violentas con la marca de los carteles, así como los decomisos de drogas. A principios de junio,  Agentes de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica de la PNC incautaron mil 48 kilogramos de cocaína en Puerto Quetzal, en el Pacífico, y es a raíz de ese decomiso que ha habido un repunte en la violencia.

 

El crimen

 

La noche del jueves, un comando de al menos 15 personas, que portaba fusiles de asalto AK-47 y pistolas semiautomáticas, ingresó a la comisaría de la Policía Nacional Civil de Salcajá, para asesinar a ocho agentes y secuestrar al jefe de la policía.

 

Los policías fueron sorprendidos por los sicarios, siete murieron en el lugar y uno más en el hospital.  El subinspector Carlos Augusto García, fue sacado a golpes e introducido en uno de los tres vehículos todoterreno de modelo reciente en donde viajaban los atacantes y  hasta el momento sigue desaparecido.

 

Autoridades desplegaron al menos 500 agentes de la PNC para vigilar las carreteras y puntos fronterizos en busca de los responsables.