Inspirada la serie estadunidense, en Chihuahua se puso en marcha un programa estudiantil juvenil, que busca romper el ciclo de violencia, drogas y crimen que amenaza con convertirles en la masa delictiva del presente y del futuro inmediato.

 

Allá se llama Terapia de Shock. Aquí, Libre de Prisiones. En esta estrategia, el gobierno estatal utiliza a reos de alta peligrosidad para advertir a los jóvenes acerca de tomar decisiones equivocadas, como ligarse a alguna organización delictiva.

 

Los maestros de los jóvenes son reclusos condenados a penas máximas o cadena perpetua por secuestro y homicidio, y las clases son al interior de la cárcel de la capital de Chihuahua o extramuros.

 

A pesar de la peligrosidad de los internos seleccionados para platicar con los alumnos, todos ellos son voluntarios, son cuidadosamente seleccionados, pues deben participar en algún programa de la prisión, como clases educativas, y mostrar voluntad de rehabilitarse.

 

De hecho, para este programa educadores de prisiones estatales ayudan a los internos a preparar sus clases, sus comentarios.

 

Jorge Chairez Daniel, vocero de la Procuraduría estatal, explicó que el programa ha tenido buena aceptación entre los padres de familia ya autoridades educativas. “Hay padres que nos han solicitado que introduzcamos este programa en más escuelas”, presume.

 

En lo que va del año, alrededor 3 mil alumnos varones y 2,500 mujeres han sido llevados a las cárceles de Chihuahua para escuchar a los internos describir cómo es estar encarcelado.

 

Libre de Prisiones es un programa administrado por el sistema judicial de Chihuahua. La meta es prevenir el delito concientizando a los jóvenes sobre las terribles consecuencias de cometer delitos.

 

Los Ceresos donde se aplica la campaña son Cereso 4, ubicado en Parral; Cereso 5, en Casas Grandes; Cereso 7, en Cuauhtémoc, y el Centro Especializado en Reinserción Social para Adolescentes Infractores 2, con sede en Cuauhtémoc.

 

Además, alumnos de escuelas públicas y privadas han ingresado a los penales de Chihuahua, Aquiles Serdán y Ciudad Juárez, para someterse a una terapia de shock para disuadirlos de cometer algún delito.

 

Los maestros

 

José Enrique Jiménez Zavala, El Wicked, asesinó en diciembre de 2010 a la activista Marisela Escobedo Escobedo, cerca del palacio de Gobierno de Chihuahua, quien a su vez exigía justicia para su hija asesinada. Esta mujer llegó a ser conocida como La mamá de Rubí.

 

En 2008, a los 16 años, Rubí se fue de su casa. Al año siguiente, en junio de 2009, su novio, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, fue arrestado en Zacatecas. Este presunto miembro de Los Zetas llevó a la policía de Ciudad Juárez al cuerpo quemado de Rubí.

 

A pesar de confesar el asesinato de Rubí, en abril de 2010 un panel de tres jueces dejó en libertad a El Piwi, alegando falta de pruebas. Tras quedar en libertad, un juez lo condenó en ausencia, pero en noviembre de 2012, resultó muerto durante una balacera con soldados en Zacatecas.

 

Un mes antes, en octubre de 2012, el gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, anunció que la policía había arrestado a El Wicked, quien confesó el asesinato y aceptó ser miembro de Los Aztecas, una violenta pandilla callejera que ejecuta para el Cártel de Juárez.

 

A los jóvenes, El Wicked narra cómo engañaba a los estudiantes que enrolaba en su Los Aztecas, con el argumento de que no iba a pasar nada.

 

Ahora él mismo está sentenciado a prisión vitalicia.

 

El ángel secuestrador

 

Ángel, de 18 años, purga cadena perpetua por secuestro agravado en el Cereso número 1, una prisión estatal de Chihuahua. Este joven, en su camiseta gris de la prisión, se presenta ante grupos 50 alumnos, muchos de ellos de su misma edad, a quienes les advierte acerca de cometer delitos.

 

“Es una mala experiencia, pierdes todo. No es bueno andar con la gente equivocada. Esto es muy duro, yo no quisiera esto para nadie”, es parte del mensaje que transmite Ángel a alumnos de secundaria y preparatoria.

 

Mayra Liliana Araiza Jiménez es otra de las internas que platica sus experiencias en la cárcel. Purga una condena de cuatro años en prisión por extorsión y tiene tres hijas.

 

“Hacer amistad con las personas equivocadas fue lo que me llevó a cometer delitos”, cuenta Araiza Jiménez.

 

 

DATO

 

55%

de los internos que ingresaron al sistema de prisiones de Chihuahua en 2012 fueron adolescentes, de acuerdo con la PGJECH. Muchos de ellos fueron acusados de delitos violentos, incluyendo homicidio, secuestro, extorsión y asaltos con pistolas o navajas.