Con la reunión del Consejo Nacional de Protección Civil el pasado 28 de mayo, el presidente Enrique Peña Nieto dijo ante su gabinete legal y ampliado, y los gobernadores del país que “por cada peso en prevención se ahorran siete pesos en obras de reconstrucción, según cifras internacionales”.

 

Sin embargo, se reconoció que los desastres son provocados por el cambio climático o así lo dejó saber el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, al asegurar que este “ha trastocado los ciclos naturales” y por ello se presentan eventos atípicos.

 

La primera encomienda del Consejo es crear un sistema nacional de alertas, que se conjugará con un segundo eje llamado “México Seguro ante Desastres Naturales”, que tiene como propósito mejorar la infraestructura nacional para la atención de desastres. Y la tercera acción consiste en actualizar el Atlas de Riesgo de la República. Pero no se toca el tema de reforestación o instrumentos para paliar el cambio climático.

 

Recientemente el Banco Mundial (BM) alertó sobre el impacto del cambio climático en las metas de reducción de la pobreza en México.

 

Según sus cálculos, los desastres naturales derivados del fenómeno impedirán que 2.9 millones de mexicanos mejoren sus condiciones de vida en los próximos años.

 

A decir de Alejandro de la Fuente, especialista en Desarrollo Social del BM, “la relación entre pobreza y desastres naturales producto del cambio climático es dual: por un lado, los pobres son los más afectados porque generalmente viven en las zonas más vulnerables; además, las pérdidas materiales tienen un valor más alto para ellos, debido a que tienen un capital bajo”.

 

Desde inicios del presente año, los estragos en todo el territorio nacional provocados por heladas, sequías, lluvias y granizo, han dejado una estela de destrucción y pérdidas económicas, ademas de vidas humanas.

 

En al menos 134 municipios del país se levantó la alerta ante la sequía que enfrentan los sectores agropecuario, acuícola y pesquero, lo que ha obligado a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) a emitir las respectivas declaratorias de desastre natural.

 

Y es que la falta de lluvias afecta a 38% del territorio nacional, principalmente el norte del país, y son catalogados desde anormalmente seco hasta excepcional. En total se estaría hablando de 959 municipios.

 

El problema de sequía impacta directamente en el bolsillo de los mexicanos. De acuerdo con la Federación Latinoamericana de Mercados Mayoristas, la sequía y escasez de agua de riego, además de la volatilidad en precios agropecuarios, provocarán incrementos de hasta 20% en frutas, verduras y granos.

 

La peor sequía de las últimas siete décadas ocurrió en 2011 y se extendió hasta el año pasado. Alrededor de 40% de los municipios padecieron la falta de agua, que causó estragos en 2.7 millones de hectáreas de cultivos y 56 mil cabezas de ganado muertas, según reportó la Sagarpa

 

Mientras, las primeras lluvias de la temporada fueron bienvenidas ante la sequía severa que amenazaba a los cultivos. Las fuertes precipitaciones del mes de mayo dejaron daños graves, incluso mortales, en estados del noreste del país, como Nuevo León, Tamaulipas y Zacatecas.

 

En Tamaulipas, autoridades del municipio Nuevo Laredo informaron que tres personas muertas y más de dos mil familias damnificadas fueron afectadas por inundaciones.

 

En Nuevo León, el director de Protección Civil, Jorge Camacho Rincón, informó que unas 100 viviendas rurales del municipio de Galeana registraron inundaciones y quedaron incomunicadas por las lluvias

 

En Zacatecas, el gobernador del estado, Miguel Alonso Reyes, anunció que solicitará declaratoria de emergencia ante las instancias federales (Conagua) para la comunidad de La Tesorera, en el municipio de Pánfilo Natera. El 13 mayo se registró el desbordamiento de un arroyo dejó un saldo de dos muertos y decenas de familias afectadas.

 

Y más recientemente, una granizada que duró más de una hora en Tepeji del Río el pasado fin de semana, provocó un deslave en la carretera México-Querétaro y causó la muerte de siete personas. Al grado que el ejército mexicano instaló el Plan DNIII, para apoyar a los habitantes afectados.

 

La lluvia, calificada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) como “desmedida”, generó alrededor de 500 metros de lodo y causó daños en 150 viviendas y provocó que 22 vehículos fueron arrastrados por el río.

 

En lo que va de 2013, el Diario Oficial de la Federación también ha publicado declaratorias de desastre natural debido a las heladas para 268 municipios, siendo los estados de Chihuahua, Veracruz, Michoacán, San Luis Potosí, Puebla, Morelos, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, Sonora, Sinaloa, Baja California Sur y el DF los más afectados.

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