La oposición mandó ayer dos señales contundentes de que en la negociación de la reforma política que está por iniciar, uno de sus objetivos será cambiar todo resquicio legal y constitucional para evitar que el PRI intente de nuevo perpetuarse en el poder, como lo hiciera durante 70 años. Es decir, que buena parte de esta reforma, si bien en lo retórico lleva por objeto consolidar la democracia y mejorar las reglas de competencia política en el país, desde la óptica de la oposición servirá para desechar cualquier tentación de restauración del viejo sistema priista, ahora que los tricolores recuperaron el poder.

 

Se lo dijeron muy claro ayer a César Camacho, presidente del PRI, sus pares del PAN y el PRD, Gustavo Madero y Jesús Zambrano, al cuestionar que el priismo permita que en los estados impere aún el autoritarismo de muchos gobernadores que controlan desde los congresos y órganos electorales, hasta los medios de comunicación locales. Y se lo mandaron decir también los senadores panistas y perredistas que, con Ernesto Cordero y Miguel Barbosa a la cabeza, se anticiparon a la mesa del Pacto por México con una propuesta de reforma política que contiene varias propuestas que el PRI ha rechazado históricamente como la segunda vuelta electoral y la cancelación de registro a partidos que rebasen los topes de campaña.

 

A favor del PRI -que será torpedeado en esta negociación con propuestas que no gustan a los priistas- está la división de los partidos de oposición, pues ni Madero ni Zambrano coinciden con la idea de que sus senadores se hayan ido por la libre al presentar su propia propuesta de reforma, lo que puede dividir el voto de ambas bancadas y restarle fuerza a una alianza para obligar a los priistas a aceptar cambios legales que en otras reformas políticas en el pasado han rechazado.

 

De hecho, la reforma política no estaba entre las prioridades del Pacto por México y mucho menos del gobierno de Enrique Peña Nieto ni del PRI. Pero a raíz de que el PAN se levantara de la mesa del Pacto, tras denunciar el uso de recursos federales a favor de candidatos del PRI en Veracruz, esa fue una de las condiciones que los panistas y el PRD también, pusieron para continuar con los acuerdos: que se acelerará la presentación y discusión de cambios al sistema político y electoral que han sido pospuestos o rechazados en pasadas reformas.

 

Así que a Peña Nieto y a los priistas no les quedó más que aceptar entrarle a un tema que siempre se les ha complicado. Paradójicamente, aunque fue el PRI el que a finales de los 70, en plena época del partido de Estado, inició la apertura política con la reforma de Jesús Reyes Heroles, que permitió a la oposición aumentar su presencia en el Congreso y acceder a puestos de elección, también han sido los priistas los que, en sucesivas reformas, como la de 1996 que dio pie al IFE ciudadano, frenaron otras reformas como la reelección de gobernantes o congresistas, la segunda vuelta electoral o las candidaturas independientes que después, en 2011, fueron aprobadas con la condición de que se aplicaran hasta el 2015.

 

Así que la presión mayor en esta reforma política, que por lo pronto tendrá dos versiones que tendrán que ser conciliadas, la del Pacto por México y la de senadores del PAN y el PRD, será sin duda para el PRI y el gobierno peñista ¿Hasta dónde cederán con tal de mantener en la mesa a la oposición y sacar otras reformas como la fiscal o la de Pemex? Ya se verá en las negociaciones que se anticipan complicadas.

 

NOTAS INDISCRETAS…Ayer hubo un cambio notorio en la actitud visceral que hasta ahora había expresado Ernesto Cordero tras su destitución de la bancada panista. El senador aceptó reunirse con Jorge Luis Preciado, el nuevo coordinador parlamentario, y dijo que no está pensando en estos momentos en buscar la dirigencia del PAN porque “sería irresponsable”. Por ahora, dijo Cordero, los panistas tienen que llegar unidos a los comicios del 14 de julio. Una de dos: o ya aceptó el senador que su destitución fue estatutaria o algo se está negociando sobre su propuesta de reforma política… Dados girando. Tocó otra Escalera.