BAGDAD. Varios atentados con explosivos y coches-bomba este lunes en barrios mayormente chiíes de Bagdad, han dejado al menos 66 muertos y más de 100 heridos, en la muestra más reciente de la intensa violencia sectaria que sacude a Irak.

 

En total 11 explosiones se han producido en mercados concurridos y zonas comerciales de Bagdad.

 

El ataque más letal de este día se produjo cuando dos bombas estallaron en el vecindario oriental de Habibiya, cerca del distrito chií de Ciudad Sadr. En esta agresión murieron 12 personas y 35 quedaron heridas, según la policía iraquí.

 

Las autoridades también reportaron un vehículo y un artefacto explosivo que estallaron de forma coordinada en la zona de Um al Maalef, en el suroeste de la capital iraquí, causando la muerte de seis personas y heridas a otras 34.

 

Otro carro bomba explotó en la céntrica calle de Al Saadun de Bagdad, donde seis personas murieron y otras 14 resultaron heridas, además provocó diversos daños materiales.

 

Asimismo, otra persona falleció y nueve quedaron heridas al estallar otro coche bomba cerca de la mezquita sunita Al Samarai, en la zona de Bagdad, según la cadena árabe Al Arabiya.

 

Otros dos carros bomba explotaron en los barrios bagdadíes de Sadriya y Al Kazamiya, dejando un saldo de seis muertos y 19 heridos.

 

Además, dos personas perdieron la vida y nueve resultaron heridas al explotar otro vehículo en la zona de Al Baidam, suroeste de Bagdad, mientras un civil murió y 15 fueron heridos en otro atentado con dos coches bomba cerca de una feria de carros en la zona de Al Habiba.

 

Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad de los atentados de este lunes, pero los ataques llevan la marca de la rama iraquí de al-Qaida.

 

El grupo, llamado Estado Islámico de Irak, utiliza con frecuencia vehículos cargados de explosivos y ataques coordinados en un esfuerzo por minar la confianza de la población iraquí en el gobierno encabezado por los chiíes.

 

La tensión entre el gobierno chiíta y la minoría sunita del país se encuentra en su peor nivel desde que las tropas estadunidenses abandonaron Irak en diciembre de 2011.

 

Irak está luchando para contener una ola de violencia que ha matado a más de 440 personas hasta ahora en lo que va de este mes.

 

El pasado abril se convirtió en el mes más sangriento en Irak en casi cinco años, con 712 fallecidos, en medio de un alarmante rebrote de los ataques, dirigidos principalmente contra objetivos chiítas y las fuerzas de seguridad.