El “momento de México”, tan comentado en los mercados financieros y que tanto promociona el actual gobierno, pasó ayer un mal momento. El mexicano Herminio Blanco no fue el elegido para encabezar la Organización Mundial del Comercio, a pesar de haber sido considerado el favorito, y fue derrotado en la última votación por el diplomático brasileño Roberto Azevedo, a quien prefirieron los países integrantes del organismo para manejar los asuntos del comercio internacional.

 

La derrota de Blanco, más que un asunto personal, es en buena parte también una derrota para el gobierno de Enrique Peña Nieto que hizo de la candidatura del ex secretario de Comercio un asunto prioritario para su administración, al grado que el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, y buena parte de las embajadas y consulados del Servicio Exterior Mexicano fueron volcados, con todos sus recursos, en la promoción y el cabildeo a favor del connacional que se quedó en la recta final.

 

Algo sucedió que, después de que los medios especializados aseguraban que el mexicano tenía los apoyos clave de países como Estados Unidos, la Comunidad Europea y Asia, en la última ronda de consultas las cosas dieron un vuelco y la mayoría de países, especialmente los que tienen voto decisivo, optaron por el brasileño Azevedo, aun cuando la experiencia y la trayectoria de Herminio Blanco eran mucho más completas para el cargo.

 

¿Qué fue lo que vieron o lo que valoraron los delegados de los países clave para retirar su voto a favor del candidato mexicano y dárselo al de Brasil? Sería interesante saberlo, sobre todo porque, a la luz del discurso oficial en México y de la imagen que se ha construido en la prensa especializada y en los mercados financieros de un país que atraviesa por un “gran momento” en materia económica y de inversiones, la decisión final de la OMC no parece muy congruente con ese buen momento mexicano.

 

Por supuesto que en una selección como la que realizó la OMC -que no elección- se podía ganar o perder, pero México apostó todo a ganar y se involucraron directamente recursos económicos del gobierno en la labor de cabildeo con el resto de los países miembro para apoyar a Blanco. “Vamos con todo hasta el final para apoyar el triunfo de Herminio”, dijo en algún momento el canciller Meade, pero el “todo” mexicano no alcanzó al final para lograr el objetivo.

 

Ayer la presidenta de Brasil, en un acto de falsa modestia, decía que la selección de Roberto Azevedo “no es una victoria de Brasil”, cuando también el país sudamericano se volcó en el apoyo a su candidato. Quizás también en México ahora el gobierno diga que la derrota de Herminio Blanco no es la derrota del país o de la administración peñista, pero está claro que si el objetivo oficial era ganar y al final no se ganó, entonces, si no quieren hablar de derrota, tal vez tengan que admitir el mal momento que vivió ayer el país en medio del que, dicen, es su “mejor momento”.

 

NOTAS INDISCRETAS… Al gobernador Eruviel Ávila la tragedia de Ecatepec, donde suman ya 23 muertos, varios de ellos niños, lo agarró de visita en El Vaticano, donde pretendía tener un encuentro con el papa Francisco. Sus asesores tuvieron que decirle que cancelara su audiencia papal y se regresara de inmediato ante la dimensión de la tragedia ocasionada por la volcadura de una pipa que transportaba gas. Ni hablar, lo de ver al Papa puede ser un acto de fe o hasta de oportunismo político, pero su responsabilidad es en estos momentos estar con las familias mexiquenses que lloran a sus muertos… Curiosa, por decir lo menos, la reunión de ex voceros presidenciales que hoy se lleva a cabo en un hotel de la ciudad. A instancias del ex comunicador salinista, José Carreño Carlón -aunque parece que también con patrocinio de Los Pinos- se reúnen los comunicadores de los últimos presidentes mexicanos desde Luis Echeverría, López Portillo, De la Madrid, por supuesto Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto. Dicen que hablarán de la “comunicación gubernamental”; como los viejos voceros no le enseñen a los actuales sobre cómo restablecer la vieja censura y los controles gubernamentales sobre los medios; bueno, aunque nunca se han ido del todo esas prácticas, pero en eso no se puede aceptar un retroceso… Los dados mandan Serpiente. Mal tiro.

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