El multimillonario Carlos Slim está preparando una agresiva incursión en el mercado mexicano de la televisión para aprovechar las nuevas leyes de telecomunicaciones, así como los cambios que amenazan su dominio en el negocio de la telefonía.

 

Aunque el operador de telefonía móvil de Slim, América Móvil, es uno de los blancos principales de un proyecto de ley para crear una mayor competencia en México, las propuestas para dar a los consumidores más opciones en cable y televisión vía satélite beneficiarán a la empresa, dijo el director de Finanzas, Carlos García-Moreno, el mes pasado. El proyecto se encuentra bajo revisión en el Senado tras ser aprobado por la Cámara de Diputados en marzo.

 

La ley da a Slim su mejor oportunidad en años de obtener una licencia para ofrecer servicios de televisión de paga por satélite y por cable, dijo Pablo Vallejo, analista de Corporativo GBM. Slim, el hombre más rico del mundo, está comprando activos de medios, incluyendo equipos del futbol de México, productoras de contenidos en Estados Unidos y los derechos para transmitir los Juegos Olímpicos, con el propósito de atraer a los clientes con programación exclusiva.

 

“Van a moverse muy rápidamente”, dijo Vallejo. “Probablemente empezarán con promociones muy intensas para ganar cuota de mercado”.

 

América Móvil puede moverse rápidamente porque ya tiene un camino para entrar al negocio de televisión de paga, de acuerdo con documentos de la empresa. Tiene una opción para adquirir una participación mayoritaria en Dish México, la segunda mayor compañía de televisión por satélite del país, tan pronto como América Móvil obtenga su licencia de televisión. Slim también podría ofrecer contenido de televisión mediante las conexiones de internet de fibra óptica que tiene en algunas colonias.

 

Antes de los cambios propuestos, el dominio de América Móvil en el servicio telefónico le impidió expandirse al negocio de la televisión.

 

“Resulta paradójico que una empresa como América Móvil, que tiene operaciones en 29 países, tuviera la oportunidad de ofrecer el servicio en prácticamente todos ellos, excepto en su país de origen”, dijo García-Moreno en la Cumbre Económica Bloomberg de México en marzo.

 

La entrada de Slim a la televisión de paga podría reducir los márgenes de ganancias de Grupo Televisa, el mayor proveedor de servicio de video de México, que depende cada vez más de su negocio de televisión vía satélite y cable para crecer.

 

La ley de telecomunicaciones podría hacer mucho por amenazar el dominio de Slim en el negocio de la telefonía. Según la propuesta, los reguladores podrían romper las empresas con cuotas de mercado de más de 50%. América Móvil tiene 70% de los suscriptores mexicanos de telefonía móvil y cerca de 80% de los de líneas fijas.

 

El proyecto de ley también elimina las restricciones a la inversión extranjera en las redes de telefonía fija para animar a que más empresas compitan con Slim. Y requeriría a América Móvil compartir partes de su infraestructura y adherirse a las reglas que rigen las tarifas que pueden cobrar a sus competidores para conectar las llamadas.

 

La implementación de todos estos cambios -y asegurarse de que América Móvil está siguiendo la ley- tardará meses después de que la ley sea aprobada, así que la empresa puede tener que esperar hasta principios de 2014 o más para obtener su licencia de televisión, dijo Alejandro Gallostra, analista de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria en la Ciudad de México.

 

América Móvil no ha podido obtener el permiso de video bajo la ley actual porque el gobierno dictaminó que no ha cumplido con los requisitos sobre sus conexiones a las redes rivales. Bajo la nueva ley, la empresa no tendrá más remedio que seguir las reglas o enfrentar severas sanciones, dijo Gallostra. La buena noticia es que permitiría a América Móvil calificar finalmente para una licencia de televisión.

 

“No les tocaría estar sin televisión durante mucho tiempo”, dijo Gallostra.

 

El mercado de televisión de paga ofrece a América Móvil  una nueva vía para crecer, ya que más de la mitad de los hogares mexicanos todavía no tienen servicio de cable o satélite.