Para llegar a la Dirección General del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt),  Enrique Cabrero  Mendoza, apostó al conocimiento, quizá dominante en su ADN. De pensamiento estructural y dilatado en la exposición dado su rastro docente, este “librepensador” -así se define-, hoy enfrenta en su gestión una tarea endemoniada: Insertar a México en la Economía del Conocimiento.

 

La encomienda presidencial al funcionario, desde el comienzo del año, es monumental: Ciencia, Tecnología e Innovación es un sector prioritario y estratégico. Le toca tender los puentes entre los actores para lograr que el país dé el salto tan ansiado. Ir más rápido, acelerar el paso.

 

Para ello, no ve barreras infranqueables, pero sí plazos muy definidos y muchas cosas por hacer.

 

“Lo que ha pasado a nivel mundial en los últimos años es que la agenda de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI o Triple hélice) empezó a ser determinante para dar competitividad a un país. Antes las agendas eran muy separadas, lo que hacían científicos y sector productivo no se tocaban. Esto es justo la definición de Economía del Conocimiento, donde el sector productivo depende como nunca antes de los desarrollos científicos y tecnológicos”. Es un convencido de que para México esto debe ser una estrategia prioritaria.

 

Para optimizar los recursos y su distribución inteligente, el antes director del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) -lo fue hasta la víspera del  3 de enero de este año, día de su nombramiento en Conacyt-  define las pautas a seguir: diversificar en el corto plazo las capacidades o fortalezas en materia científica y tecnológica, lograr mayor vinculación entre el sector productivo y el académico, y asignar más recursos.

 

El primer paso se dio: el gobierno federal  incrementó 18% los recursos destinados a la triple hélice en su presupuesto anual, con el objetivo de alcanzar 1% del Producto Interno Bruto (PIB) al finalizar el sexenio.  “Esta es la meta -podría ser más, sería bueno-, un porcentaje que corresponde a la economía y al nivel y desarrollo del país”, expone Enrique Cabrero y con ello confía en alcanzar los estándares de Brasil, Chile y España, sin soslayar a países emergentes como Corea que destina mucho más.

 

De ahí para adelante, el trabajo está en el escritorio de Insurgentes Sur del funcionario, doctorado en gestión pública en Francia.  Y este es el organigrama que  traza primero a 2, 3 años:

 

Primero, rediseño institucional de todo el sector, porque los científicos están por un lado, los tecnólogos por otro y las empresas y el gobierno por otro. Con esto, en la primera parte del sexenio se crearán las condiciones para que el sistema pueda absorber más recursos en la segunda parte del sexenio. Sin que esto signifique que no se vayan a  asignar más recursos en la primera, pero la capacidad de absorber más recursos del sistema hoy es limitada y es limitada porque está desconectada, aclaró con lógica.

 

Enseguida, toca identificar cuáles son las áreas, los clústeres científicos, tecnológicos y empresariales a los que se tendría que asignar buena parte de esos recursos; serán aquéllos en los que México tiene oportunidades a nivel internacional.

 

DESDE LA LLEGADA A CONACYT MENCIONA CENTROS DE INTELIGENCIA Y ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO. ¿NO HABRÍA QUE INCIDIR TAMBIÉN EN LA EDUCACIÓN BÁSICA?

 

Por más buenas ideas que tengamos y por más recursos que le inyectemos, si no mejoramos el sistema educativo nacional, éste es la materia prima. Sí, en su condición actual genera jóvenes talentosos y algunos de ellos eligen una carrera científica, qué bueno. Pero para dar un giro como el que queremos necesitamos incidir muy directamente en el sistema educativo desde la más temprana edad.

 

La revolución educativa a la que se está convocando en este momento la Secretaría de Educación Pública (SEP), debe tener un respaldo no sólo de las propias agencias gubernamentales, como es el caso del Conacyt, sino de la propia sociedad.

 

¿CUÁL SERÍA LE APORTACIÓN TANGIBLE DE LA CIENCIA PARA QUE HAYA SERES HUMANOS MÁS FELICES?

 

De nada sirven los avances científicos y tecnológicos, si no tienen en el centro de su preocupación el bienestar de la humanidad.

 

Y el tema de la Economía del Conocimiento no tendría sentido, ni el  gobierno actual lo tendría como tema estratégico si no hubiera evidencia de que esto ayuda al crecimiento económico y al bienestar social. En los países donde ha avanzado esta agenda hay menores niveles de desigualdad y hay mayores niveles de ingreso per cápita.

 

¿SOBRE LA FUGA DE CEREBROS?

 

Si mandas a un muchacho a estudiar un doctorado en aspectos muy sofisticados de nano ciencias o fusión nuclear sucede que en México no teníamos laboratorios dotados  con equipo muy sofisticado. Hubo una generación en ciertas disciplinas que se fue quedando (en el extranjero), porque en el país no había las condiciones en términos de infraestructura y equipamiento”.

 

Junto con ello, en ocasiones no hubo la disposición de plazas suficientes para ofrecerles buenas condiciones de trabajo; estas han sido dos fallas estructurales del sistema. Y en otros casos se trata de decisiones personales de quedarse a vivir en otro país, anotó.

 

Nos tenemos que preocupar de romper estos cuellos de botella y esta deficiencia estructural de nuestro sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación para hacer atractivo el regreso al país a esos estudiantes. Esto pasará con mejores equipos y mejores condiciones de trabajo.

 

El SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES ¿ES UNA MAFIA?

 

No, no es una mafia, es un sistema con más de 19 mil investigadores. Ha sido un excelente recurso para mantener, de alguna manera, a muchos científicos concentrados en su trabajo de investigación; los niveles salariales son muy bajos en ese sector y el SIN vino a ayudar en esto.

 

Hace falta revisarlo, ajustarlo e imprimirle algunas reformas, sigue siendo un elemento fundamental y requeriremos de él todavía muchos años, hasta consolidar esta masa de científicos críticos en el país y habrá que ver también cómo los tecnólogos van a tener más espacios en este tipo de sistemas.