El PAN volvió a dar la sorpresa. El partido supuestamente conformado por gente educada, ciudadanos bien formados, y afines a las “buenas costumbres” desapareció. Como bestias, los panistas se están matando.

 

En el ejercicio del poder, los calderonistas violaron todos los principios de acción nacional aunque ahora, lo nieguen. Destrozaron instituciones, incluido el propio partido, pero ahora usan el viejo recurso de “me persigue el PRI” en vez de tomarse en serio el mea culpa que proponen los panistas serios.

 

Sus resultados gubernamentales fueron lamentables y ahora cosechan los frutos de su trabajo. Tiene que aguantar la evidencia pública de sus abusos, porque, como diría Mariana Gómez del Campo: “al final del día, la caca flota” (sic) y hoy, la están viendo pasar.

 

Los calderonistas en vez de reflexionar, y trabajar se dicen atacados. Se creyeron más fuertes que los priistas sin desarrollar su malicia ni su competencia. Dogmáticos y de malos modos, generaron pleitos, no resultados. Se habla de muertos, pobreza, economía informal, pero el daño es más profundo. Más allá de la guerra, dejaron un serio daño institucional y paulatinamente cada herida sale a relucir.

 

En Sedesol, los avances en la institucionalización en materia de planeación, diseño, evaluación y desarrollo de padrones de beneficiarios fue desmantelada. Heriberto Félix no sabía ni qué era una línea de pobreza. No generaron ni un programa serio de atención urbana o para jóvenes. Se conformaron con rehabilitar espacios públicos (programa que ya existía en Habitat) y con desviar el programa alimentario, de zonas marginadas rurales a las que iba dirigido, a zonas urbanas donde no tenían impacto social. Buscaban una huella electoral. Lo que empezó bien: estancias infantiles o atención a los municipios más pobres, fue abandonado.

 

Dinamitaron el blindaje electoral. Salvo honrosas excepciones, la inversión en sistemas y procesos del gobierno fue marginal. En SAGARPA, no contaban ni las vacas que subsidiaban. En las delegaciones se sustituyeron técnicos por panistas. Impidieron la construcción de gasoductos. Gobernación perdió utilidad porque el diálogo y la política dejaron de ser un mecanismo de resolución de conflictos. Se concentraron en la vida de los presuntos narcos y olvidaron al resto del país. Se equivocaron, pero lo que ofende, es que lo nieguen.

 

Su corrupción dejó huellas por doquier. Financiaron campañas con dinero fácil (venido de los casinos), ese que tanto criticaba el presidente. Esta bomba ya explotó pero es apenas la primera. No pudieron quedar bien con todos, y, hoy tienen que pagar la cuenta.

 

Como de niños mimados, el berrinche de los calderonistas demuestra que no saben asumir las consecuencias de sus actos. Crearon monstruos, que hoy se les aparecen. Los casinos son solo el primero, el resto, paulatinamente aparecerá.

 

No es necesario perseguir a los panistas, ellos solos hacen el trabajo. Sus abusos salen a relucir y el partido tendrá que pagar los costos de los abusos de unos cuantos.

 

En seis años, negaron toda responsabilidad. Construyeron culpables por doquier que ahora los confrontan.

 

Cordero tiene razón, sí vivimos en otro planeta. Pasamos del plantea de los simios al planeta Tierra, donde hay fallas pero se les enfrenta. Los calderonistas hicieron mucho daño así que mejor harían en agradecer el ánimo de no persecución del actual gobierno, y en silencio resolver sus diferencias. Que se dejen de lloriqueos y se vuelvan la oposición responsable que prometieron ser.