Las organizaciones de la sociedad civil demandaron que el Congreso de la Unión discuta un impuesto más alto a los refrescos y las bebidas azucaradas, mismo que comenzó a revisarse la semana pasada y que ya fue rechazado por los senadores en 2006.

 

A través de un comunicado, resaltaron que existen estudios realizados por la misma Secretaría de Salud, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la escuela de Medicina de Harvard, el Departamento de Salud de Nueva York y la Revista Americana de Nutrición Clínica, Lancet, que han presentado evidencia científica sobre la relación del consumo de refresco con la obesidad y la diabetes.

 

Pero en distintas ocasiones han criticado la disponibilidad de este producto y el bajo costo, que han ampliado su consumo. El Poder del Consumidor y el Centro de Orientación Alimentaria han señalado que los refrescos de cola se consumen incluso en las poblaciones rurales más alejadas y pobres.

 

Las organizaciones subrayaron que es fundamental discutir esta medida con el gobierno entrante y establecer políticas públicas que modifiquen el ambiente obesigénico del país, por lo que solicitaron una entrevista con la nueva titular de la Secretaría Salud, Mercedes Juan López.

 

ANALIZAN PROPUESTAS EN EL CONGRESO

 

La Alianza por la Salud Alimentaria –que agrupa a un gran número de estas organizaciones- ya impulsaba una iniciativa en la Cámara de Diputados para aumentar 20% el precio de los refrescos.

 

Con una reforma a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), se espera que el precio de los refrescos y bebidas procesadas aumenten 1.70 pesos por litro.

 

Mientras tanto, el Senado de la República comenzó a analizar la aplicación del mismo impuesto durante el foro “Obesidad, alternativas y obstáculos para la Salud en América Latina”, realizado la semana pasada.

 

Maki Ortiz, presidenta de la Comisión de Salud indicó que las enfermedades relacionadas con el consumo de estos productos tienen un precio muy alto para el sector público, por lo que deben revisarse otras medidas para desincentivar su compra.

 

Esta revisión se hace dentro de un paquete de propuestas legislativas para combatir el sobrepeso y la obesidad entre los adultos y niños, quienes mantienen estos problemas de salud entre 70% y 30% de los dos grupos poblacionales, respectivamente.

 

Sin embargo, en 2006 el mismo Senado derogó el impuesto de 5% a los refrescos que se propuso en la LX Legislatura. Con 55 votos en contra, de los senadores de Acción Nacional y Nueva Alianza, la propuesta fue desechada y regresó a San Lázaro, donde quedó guardada.

 

INDUSTRIA NIEGA DAÑOS A LA SALUD

 

La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) rechazó que el consumo del refresco esté relacionado con el sobrepeso, la obesidad y la diabetes, por lo que no es necesario un impuesto a estas bebidas.

 

Añadió que los integrantes de la industria refresquera han cumplido con los compromisos del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, ofreciendo bebidas bajas en calorías y agua embotellada, además de publicidad responsable y un etiquetado informativo sobre la cantidad de calorías.

 

Datos

 

El Senado revisa una serie de propuestas fiscales para combatir la obesidad, entre ellas un impuesto de 20% a los refrescos. Al mismo tiempo, las organizaciones impulsan una reforma a la Ley del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios en la Cámara de Diputados.

 

20% de impuesto al refresco

 

1.70 pesos aumentaría el peso del producto por litro

 

2 mil mdp que se utilizarían para bebederos en las escuelas

 

14 cucharadas de azúcar tiene un refresco

 

21% de las calorías totales en un día aporta un refresco

 

7% de los menores de seis meses en Chiapas toman refresco en vez de leche materna

 

60% de los casos de diabetes están relacionados con el sobrepeso y la obesidad

 

100% aumentó el consumo de refrescos y bebidas azucaradas entre 1999 y 2006