Pese a que una de sus prioridades fue defender a los sectores más pobres de la población, Andrés Manuel López Obrador no fue el candidato que más votos recibió de este segmento; quien se llevó las preferencias fue Josefina Vázquez Mota, seguida por Enrique Peña Nieto, mientras el tabasqueño se fue hasta el tercer lugar.

 

De acuerdo con el estudio Geografía electoral de 2012, elaborado por Alberto Díaz Cayeros, Beatriz Magaloni, Jorge Olarte y Édgar Franco para México Evalúa, el programa de pobreza y gobernanza de la Universidad de Stanford y el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego, el voto de las zonas rurales y marginadas, que tradicionalmente se inclinaba hacia el PRI, ahora se ha desplazado hacia Acción Nacional.

 

Analizando los datos censales y las secciones electorales, el análisis muestra el comportamiento de los votantes de acuerdo con factores como el desempleo, la violencia, el acceso a televisión e internet, entre otros.

 

Los autores señalan: “Del estudio surge un claro perfil de cada contendiente. Andrés Manuel López Obrador representa un candidato con cierto arraigo entre los trabajadores del sector formal y el gobierno (lo que anteriormente se conocía como el aparato corporativista del Estado mexicano), pero que no goza de la preferencia de los más pobres”.

 

En lugares donde residen trabajadores asalariados afiliados al IMSS o el ISSSTE, López Obrador recibe mayor apoyo por lo que puede concluirse que el voto hacia él fue, “ante todo, de clase media”.

 

En los lugares donde hay mayores proporciones de jóvenes entre 18 y 24 años también fue el candidato más votado.

 

“Josefina Vázquez Mota, pese a ser la candidata de un partido considerado de centro-derecha, se presenta como la preferida en las zonas más marginadas del país. Fue la candidata de los más pobres y de los beneficiarios de Seguro Popular, que son los trabajadores informales de más bajos recursos”.

 

El estudio encontró que el voto del PAN dejó de ser fundamentalmente urbano ya que al controlar los programas sociales federales durante los últimos 12 años capitalizó los programas de alivio a la pobreza que se han focalizado hacia los sectores más pobres del país.

 

En el caso de Enrique Peña Nieto se observó una característica distintiva: fue el único que en casi todas las secciones del país tiene al menos 25% de la votación, mientras los otros dos contendientes reciben el caudal de su votación de los estados que gobierna su partido o donde éste ha sido tradicionalmente fuerte, el sur y el DF en el caso del ex perredista, el Bajío y el norte en el de la panista.

 

“El candidato que ganó la elección fue favorecido por una amplia coalición de votantes muy diversos a lo largo y ancho del país. Por encima de AMLO, este partido tuvo particular ventaja entre los votantes rurales, donde tradicionalmente el PRI tuvo sus bastiones y entre los pobres (aunque no sobre Josefina Vázquez Mota). EPN también tiene ventaja sobre los otros dos candidatos entre los habitantes de los pueblos indígenas. Este candidato tuvo su mayor arraigo en los lugares de mayor penetración de la televisión, el factor que más explica su apoyo electoral”.

 

Más de 50% de los votos de AMLO, dice el reporte, “se encuentran principalmente en Tabasco, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y el Distrito Federal. El apoyo al perredista es también relativamente alto en las secciones de Morelos y Quintana Roo, donde obtuvo en promedio más de 25% de los votos por sección. Sin embargo, su presencia fuera de los estados mencionados es muy baja”.

 

La panista obtuvo menos de 50% de los votos en la mayoría de las secciones, y en donde cosechó más apoyo fue en Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz, seguido por Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Aguascalientes, Guanajuato y San Luis Potosí. “En el resto de los estados, y mayormente donde domina AMLO, el voto a JVM estuvo por debajo de 25%”.

 

Llama la atención la forma en que la violencia influyó en el voto: “El PRI fue el partido más castigado por la violencia y no el PAN, mientras que el beneficio del voto de castigo por la violencia lo recibió el PRD”.

 

El modelo estadístico desarrollado por los investigadores muestra que en una sección ubicada en un lugar con cero homicidios relacionados con el crimen organizado la diferencia entre Peña Nieto y López Obrador es de 59 votos, esta distancia se reduce mientras aumentan los niveles de violencia.

 

“Por ejemplo, en lugares con niveles altos de violencia como Tijuana o Guadalajara la distancia sería de 41 votos. En sitios con mucha mayor violencia como Culiacán o Torreón esta distancia se reduce aún más, a 30 votos por sección. Así, los electores castigan fundamentalmente a EPN por la violencia en beneficio de AMLO”.