La salida de Andrés Manuel López Obrador del PRD pareciera haber puesto el punto final a la difícil relación que mantuvo con Jesús Ortega, dirigente de Nueva Izquierda, quien considera que el sol azteca debe redefinirse como contraste de Morena.

 

Así lo considera el líder de Los Chuchos, quien a pesar de haber sido el coordinador de la campaña presidencial de la izquierda en 2006, se convirtió en uno de los mayores críticos del lopezobradorismo a raíz de las tensiones generadas durante la resistencia postelectoral, la negativa a reconocer al gobierno de Felipe Calderón y el proceso electoral de 2009, en el cual la dirigencia nacional del PRD estuvo a punto de expulsar de sus filas al tabasqueño por apoyar abiertamente a PT y MC.

 

De ahí la pregunta: ¿Representa este el final a la tensa relación que Andrés Manuel y Nueva Izquierda?

 

“Creo que sí, no solamente con Nueva Izquierda, sino con el partido en su conjunto. Y no lo veo mal. No celebro su retiro formal del PRD, lo digo de manera genuina, pero creo que uno debe ser consecuente con lo que piensa. Si Andrés Manuel cree que es mejor una expresión política extremista, que no cree en las instituciones o piensa que no se logra nada con el trabajo legislativo, pues lo más correcto es que tome la decisión de ser dirigente de un partido que él dirija con estas orientaciones. Por lo tanto, el PRD también tiene la posibilidad de reconstruirse, redefinirse precisamente en antípodas de esas posiciones de Andrés”, reconoce Ortega.

 

“Desde hace tiempo, Andrés Manuel dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a la constitución de Morena y cuando toma esa decisión empieza a dejar de atender su militancia con el PRD. En varias ocasiones pidió licencia, no se le pudo conceder porque esa figura no está contemplada en los estatutos del PRD, pero él ya tenía la idea de dedicar su esfuerzo en la constitución de su movimiento”, señala.

 

Los desencuentros entre Nueva Izquierda y López Obrador no fueron pocos ni esporádicos. En temas como las alianzas con el PAN en los comicios de Puebla, Sinaloa y Oaxaca, en 2010, las posiciones fueron divergentes y López Obrador las reprobó expresamente.

 

En la definición de la candidatura del PRD para la gubernatura del Estado de México, pesó la advertencia del tabasqueño que denunciaría una alianza similar; en respuesta, Ortega declaró hace un mes que si se hubiera concretado la coalición contra el PRI en esa entidad, “el panorama sería hoy radicalmente diferente, cuando el PRI pierde el poder en alguno de los estados hay defensa para impedir el fraude”.

 

Ortega apunta que en su relación con el tabasqueño “no hubo conflictos directos o pleitos, sino debates con puntos de vista diferentes”. Situación que, sin embargo, no evitará que el PRD busque deslindarse del lopezobradorismo.

 

“Finalmente hay un deslinde, porque hay diferencias, pero ese deslinde no es necesariamente un conflicto político ni es un enfrentamiento. Celebro que Andrés Manuel haya dicho en el Zócalo que se desliga de los partidos en paz y a mano, que haya una separación respetuosa y pacífica”, apunta.

 

“El PRD busca acuerdos, la política no es solamente confrontación, sino conciliación y acuerdos. Hay diferencias y lo mejor es que cada quien escoja su camino y la gente opte por la izquierda que México necesita”.

 

Esta opinión, sin embargo, difiere de la que confió un legislador muy cercano a López Obrador, quien dijo que la separación no se dio en buenos términos porque la dirigencia del PRD teme que la salida de su ex candidato presidencial provoque una desbandada de militantes.

 

Al ser cuestionado si la construcción de Morena como partido político pone en riesgo la unidad de las izquierdas de cara a la elección presidencial de 2018, ante las aspiraciones de personajes como Marcelo Ebrard, Ortega insiste en la necesidad de construir un partido frente que permita a las izquierdas representar a la sociedad en su conjunto y no solamente a ciertos sectores de la población.

 

“No tengo idea si Andrés Manuel plantea ser nuevamente candidato a la Presidencia ni quiero interpretarlo pero creo que el PRD debe tener una candidatura más amplia, una candidatura con una visión del país moderna, que represente no solamente a un sector de la población sino a la mayoría, una candidatura que busque consolidar intereses. Donde apenas va a tomar posesión el nuevo gobierno, me parece una locura empezar a hablar sobre quién será nuestro candidato en 2018”, asegura.

 

Piden atomizar al PRD

 

Tras las elecciones del pasado 1 de julio, diversas voces al interior del PRD han insistido en la necesidad de reformar la estructura interna del partido para acabar con el reparto de posiciones entre las tribus, situación que, a decir del fundador Cuauhtémoc Cárdenas, pone en riesgo la viabilidad del sol azteca para acceder al poder.

 

Para Jesús Ortega, el problema de fondo no reside en las corrientes, sino en un modelo de convivencia rebasado. De ahí que la corriente de Nueva Izquierda propondrá en el próximo Congreso Nacional del partido realizar cambios a fondo en los estatutos para convertir al PRD en una especie de federación de corrientes en el que cada grupo cuente con autonomía de gestión y donde no exista un gobierno central.

 

“El PRD debe de convertirse en un partido-frente, es decir, que las corrientes políticas no deben de desaparecer sino convertirse en puntos de referencia de ideas, no en grupos de presión, y eso se logra si en lugar de una estructura de organización rígida exploramos formas de organización que den autonomía y mayor libertad a las corrientes para expresar sus puntos de vista. Eso hará que en lugar de disputar puestos se debatan ideas”, afirma Ortega.

 

“Eso implica un cambio, es verdad, pero si no nos atrevemos, vamos a mantener nuestros usos y costumbres”, finalizó.