Hace 49 años y 4 meses, un grupo de precaristas montó unas cuantas chozas sobre un terregal que parecía infinito: 63.5 kilómetros cuadrados de tierra plana, apenas humedecida por aguas negras. Era el desaparecido Lago de Texcoco, donde apenas los muy pobres pensaron que pudiera darse vida.

 

Hoy se asienta la décima ciudad más grande de México, con una cifra oficial de un millón 110 mil habitantes, pero con “más de dos millones” que muchos nezahualcoyenses calculan al sumar la población flotante, tanto nacional como de otras latitudes.

 

Nezayork, como hace 25 años fue bautizada por su primer cronista, el escritor Emiliano Pérez Cruz, es una megalópolis: de hecho, debido a la deportación de connacionales que radicaban en Estados Unidos, Neza ha venido adquiriendo cierto parecido a los barrios mexicanos de Los Ángeles o de la propia urbe de hierro.

 

Pero hay un estigma que se cierne sobre la reputación de muchos laboriosos habitantes de este que es el municipio mexiquense más desarrollado del oriente de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México: el estigma de que es “muy peligrosa”.

 

Y aunque dicho estigma podría apoyarse en las cifras de incidencia delictiva -Neza ocupa hoy segundos lugares mexiquenses, después de Ecatepec, como punto de mayor venta de drogas y de homicidios, con 19 casos mensuales-, parte de su población lucha por rescatar el orgullo de vivir en la llamada tierra Del Coyote en Ayuno.

 

MIEDO INFUNDADO

 

La única “familia” que el comandante Troya dice conocer es a la típica de Ciudad Nezahualcóyotl y a la propia.

 

“Dicen, pues todo mundo dice… pero la verdad es que ni a los presuntos que se han asegurado porque extorsionan a la gente por disque pertenecer a la tal Familia Michoacana, a mi no me consta que esa cosa exista en este municipio”, dice a 24 HORAS Eduardo Barreda Rodríguez, jefe de Moto Patrullas de Nezahualcóyotl, estado de México.

 

Al lado del policía Jorge Arredondo Cervantes, jefe de grupo en dicho sector, Barreda conduce su pickup de color azul marino y letras contrastantes en los flancos que rezan: “Policía municipal A-602” y otras sobre el medallón, que a tono con la época sugieren a la ciudadanía seguirlos por Twitter y Youtube.

 

Se pregunta a Barreda de lo aquí aconteció los pasados 6 y 7 de septiembre, cuando una ola de rumores cundió por las redes sociales, además de algunos medios que recurrieron a estas como fuente, provocando el pánico en los municipios y colonias de la zona oriente de la Metrópoli, especialmente en Neza.

 

“Fue un miedo totalmente infundado, no sucedió absolutamente nada fuera de lo normal”. “Todo eso nos afecta a todos, a la tranquilidad de la gente a la imagen de esta ciudad en la que yo nací y en la que me siento muy orgulloso de vivir y de servir”, añade Barreda, con ocho años de pertenecer a una policía que posee poco más de mil 300 elementos y que se cumplimenta, para sus tareas, con la Policía Estatal y con esporádica presencia de la Policía Federal.

 

LA NUEVA NEZAYORK

 

Con gran densidad de población, 17 mil personas por kilometro cuadrado, aunque proporcionalmente distribuida gracias a su singular traza de retícula, con anchas vialidades y banquetas, Ciudad Neza posee una gran cantidad de empresas y pequeños comercios de todos los giros, con la singularidad de que hasta 90% se observan enrejados y en un porcentaje significativo los domicilios.

 

El grafiti fugaz, indescifrable para el neófito, tapiza la mayoría de las paredes y cortinas de accesorias y de hogares nezahualcoyenses –su población juvenil es cercana al medio millón–, por más que luzcan por ahí bardas para la expresión del arte urbano. A la vez, no pocos micros y camiones lucen tan provistos de pintas como de rejas que rodean cabinas o asientos de conducción, buscando así reducir el impacto de los asaltos entre el gremio de choferes.

 

En contraste, y al margen de los problemas de seguridad, Nezahualcóyotl ha podido ya dar la vuelta a la falta de servicios de pavimentación, agua, luz y drenaje que sufrieron sus pobladores hace apenas dos generaciones, y en algunos barrios luce un llamativo desarrollo urbano, tanto en la industria, el comercio y los centros privados de esparcimiento.

 

Ya con barrios semi residenciales, vialidades altas, universidades públicas y privadas, hospitales y hoteles de lujo, vistosos edificios de juzgados y hasta un enorme centro comercial con las llamadas tiendas-ancla, el moderno Neza aspira a edificar un modelo a escala de lo que en la Ciudad de México fue el centro financiero Santa Fe; que aquí también podría brotar de entre montañas de basura, montándose sobre la parte recuperada del aún no extinto tiradero del Bordo de Xochiaca.

 

“IZTAPANEZA”: MICRO REGIÓN DELICTIVA

 

José Arturo Yáñez Romero, doctor en Ciencias Penales, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, ha hecho un análisis de la incidencia delictiva en la vecina demarcación capitalina de Iztapalapa, misma que dice que si se liga con la que acontece en Nezahualcóyotl, “constituiría una micro región de amplio impacto criminal: Iztapaneza.”

 

“En Nezahualcóyotl anualmente se roban seis mil 935 automóviles y más de 90% de los delincuentes tienen su residencia en la delegación vecina… El robo de vehículos se va agravando conforme a las acciones policíacas que se realizan en el DF, ya que se da el fenómeno cucaracha y la delincuencia pasa para acá… En esta hipótesis, serían los delincuentes de Iztapalapa, quienes no limitados a su territorio, también trabajan en Nezahualcóyotl…

 

“Se puede proponer la hipótesis de que en realidad es un solo territorio, al menos en el caso del narcomenudeo… Se hizo denuncia pública de la existencia de 300 puntos de venta de cocaína en Nezahualcóyotl, donde operaba y vivía la famosa narcotraficante Delia Patricia Buendía, alias La Ma Baker, quien comandaba el llamado Cártel de Neza, de quien las autoridades federales afirmaron que distribuía la cocaína en Iztapaneza y Tepito…”.

 

…Y LLEGÓ LA FAMILIA

 

Documentos del Centro de Inteligencia de la Policía Federal mencionan que hasta hace 10 años el narcomenudeo en la región era controlado por el Cártel de Neza, pero que tras ser arrestados sus integrantes se desintegró, dando paso a bandas que, primeramente, actuaban desde Iztapalapa, a cargo de la familia Arellano Félix.

 

Fue hacia 2008 cuando, tras el secuestro (luego coptación) por parte de La Familia Michoacana al entonces líder del narcomenudeo en Neza: un tal El Negro, la guerra por el control de la zona se recrudeció, con distintas y sonoras ejecuciones, lo cual ha derivado en el actual y presunto predominio en la zona de la amorfa entidad delictiva originaria de Michoacán.

 

Pero con el arribo de La Familia, dicen expertos, el número de extorsiones se incrementó, tanto en contra de empresarios como de pequeños establecimientos, hasta de locatarios de mercado.

 

Para colmo, en Neza pululan también los imitadores; muchos de los cuales pudieran haber llegado a pertenecer a La Familia, pero otros actúan por la libre. Se cree también que cuando La Familia detecta a un impostor, recibe como castigo una muy visible ejecución.

 

Y las leyendas -como los rumores- fluyen, como la vialidad sobre las arterias del así no tan boyante Nezayork.