De 2000 a 2010 los desastres naturales costaron al país 325 mil millones de pesos, apenas por arriba del monto de las remesas de 2011, cuando sumaron 304 mil 876 millones de pesos -22 mil 803 millones de dólares- y que representan la segunda fuente de divisas para el país, después de los ingresos por petróleo.

 

La cifra es también es mayor al valor de las exportaciones agropecuarias del año pasado, que fue de 296 mil 814 millones de pesos (22 mil 200 mdd); además equivale a 83.3% de la deuda de los estados, que asciende a 396 mil millones de pesos, según estadísticas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

 

Francisco Mayorga, secretario de Agricultura, indicó que debido al cambio climático los fenómenos meteorológicos como las inundaciones, sequías o heladas, van en aumento no sólo en México, sino en el mundo.

 

Por ello, el gobierno federal puso a disposición de los productores el Seguro Agropecuario para la Recuperación de la Actividad Productiva, CampoAsegura; para su funcionamiento la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) destinó 850 millones de pesos que se suman a los mil millones de pesos que tiene la administradora de riesgos federal Agroasemex para este programa de subsidio.

 

Por su parte, el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Gerardo Rodríguez Regordosa, señaló que es inviable que sólo el gobierno enfrente económicamente las catástrofes naturales como las heladas ocurridas en 2011 o la sequía desde 2009, que afectaron los cultivos, por lo que la estrategia es distribuir la responsabilidad entre varios actores, como otras instituciones financieras o aseguradoras privadas.

 

Dicha estrategia preventiva está sustentada en cinco puntos. El primero es una cobertura amplia del seguro agropecuario, incluyendo no sólo la superficie de la tierra, sino también el valor del cultivo; el segundo establece que los productores tengan un autoaseguramiento a través de fondos; el tercero es conseguir una gran participación del mercado asegurador privado nacional e internacional.

 

Asimismo, el cuarto indica una participación gubernamental que se complemente con el mercado privado y se consolide como un agente público de fomento, mientras que el quinto punto es innovar y desarrollar nuevos instrumentos de transferencia de riesgos para atender de manera más eficiente las necesidades de protección de los productores agropecuarios.

 

Con este esquema se simplificarán los trámites de contratación de un seguro para siniestros, se reducirá el tiempo de respuesta, se dará protección al saldo del crédito y a las inversiones y habrá sólo una ventanilla de atención (de las empresas o fondos de aseguramiento).

 

Mayorga comentó que con este programa, que consta de tres niveles de protección, se incrementará entre 25 y 30% adicional del monto asegurado por el productor agrícola o ganadero.

 

El primer nivel, detalló, es para asegurar las inversiones financiadas, el segundo para las inversiones propias y el último es para asegurar los cultivos o los animales en caso de desastre natural.

 

CampoAsegura dará un subsidio a los productores de 35 a 60% para los cultivos (dependiendo de la zona geográfica) y hasta 75% para asegurar la producción pecuaria; además, en caso de desastre apoyará con mil 300 pesos por hectárea para cultivos anuales de temporal y dos mil 200 pesos para cultivos anuales de riego y frutales.

 

Los estados que enfrentan mayores riesgos ante el cambio climático son principalmente Veracruz, Estado de México, Oaxaca, Puebla y Colima, según un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).

 

Rodríguez Regordosa explicó que el objetivo de este aseguramiento es proteger las inversiones de los productores y que tengan una reinserción rápida en la industria después de algún desastre natural para que sus pérdidas no aumenten con la improductividad.

 

Después de la presentación de CampoAsegura, Mayorga Castañeda dijo “estamos protegidos sobre la sequía y escases de alimentos que hay en Estados Unidos porque hay suficiente producción nacional; hay un impacto en los precios que se va a sentir porque los mercados son globalizados, pero no hay un problema de abasto en México”.

 

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