El Vaticano afronta esta semana dos revisiones a sus finanzas, una interna de la comisión de cardenales, y otra externa conducida por el Moneyval, el organismo auditor de la normatividad antilavado de dinero del Consejo de Europa.

 

 

Según confirmó el vocero pontificio, Federico Lombardi, este día comenzó en Roma la reunión del Consejo de los Cardenales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede, conformado por 15 purpurados.

 

 

Agregó que, durante la reunión, se presentarán y analizarán los balances consolidados de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, dos realidades diversas. Además se pondrá énfasis en la “correcta gestión de los asuntos económicos”, dijo.

 

 

Por otra parte en estos días, del 2 al 6 de julio, tiene lugar la sesión plenaria del Moneyval, que se ocupará de la normativa y la praxis del Vaticano en materia de combate al reciclaje de capitales. El miércoles 4, el organismo debería ocuparse del expediente de la Sede Apostólica.

 

 

Durante la reunión, que tiene lugar en Estrasburgo, los integrantes del Moneyval darán una valoración sobre el nivel de adhesión de las estructuras vaticanas a la transparencia financiera necesaria para ingresar en la “lista blanca” de los Estados virtuosos en este campo.

 

 

En diciembre de 2010, el Papa Benedicto XVI firmó la primera ley para el combate al financiamiento del terrorismo y el combate al lavado de dinero en la historia de la Santa Sede.

 

 

Esa normativa creó, entre otras cosas, la Autoridad de Información Financiera (AIF), estructura que se encargará de monitorear los flujos de dinero en las diferentes secciones del Vaticano y deberá identificar movimientos sospechosos. Fue reformada en enero de 2012.

 

También este día el portavoz Lombardi anticipó que el nombramiento de un nuevo presidente para el Instituto para las Obras de Religión (IOR), coloquialmente conocido como “banca vaticana”, no tendrá lugar antes de otoño próximo.

 

El puesto permanece vacante desde el 24 de mayo pasado, cuando los miembros del Consejo de Superintendencia del instituto votaron por unanimidad una moción de censura contra el ex presidente, Ettore Gotti Tedeschi.

 

 

Gotti fue despedido por una serie de fallas de gestión entre las cuales se incluyen no asistir a las reuniones del consejo, no impartir directivas claras y tener un “comportamiento errático”.

 

 

Sobre la lentitud en la selección de un sucesor al presidente Lombardi negó que exista un “estancamiento” y explicó que se requiere tiempo para una buena investigación de cara a una decisión que desea ser “tranquila y bien meditada”.

 

 

“Existen los tiempos naturales de consulta para hacer las propuestas, pedir a las personas si están disponibles, y después el verano vale para todos, no es el tiempo para actividades y encuentros de ritmo intenso”, apuntó.