Jalisco es uno de los campos de batalla donde se librarán las luchas decisivas de la ya inminente elección federal: con cuatro millones 626 mil 625 ciudadanos registrados en el padrón electoral y cuatro millones  14 mil 898 inscritos en la lista nominal es uno de los cuatro estados donde hay mayor número de votantes.

 

Gobernado por el PAN desde 1994, cuando Alberto Cárdenas derrotó a Eugenio Ruiz por más de 400 mil votos, el estado, donde se genera 6.3% del Producto Interno Bruto a nivel nacional (el cuarto en todo el país), está al borde de la alternancia, de acuerdo con lo registrado por los sondeos.

 

En los estudios levantados en junio, de Mitofsky y el periódico Milenio, Aristóteles Sandoval, el aspirante del PRI, presidente municipal con licencia de Guadalajara, lleva una ventaja superior a 10 puntos. En la primera encuesta esa es la diferencia entre el primero y segundo lugar, Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano, quien recibió 25% de las intenciones de votos; el partido en el gobierno, Acción Nacional, aparece en forma consistente en el tercer sitio con 18.7% y el abanderado del PRD, Javier Martínez Garza, un ex panista, apenas espera 3% o 4% de la votación. En el sondeo de Milenio la diferencia se amplía más, ya que estima una ventaja de 16 puntos para el priista.

 

Tras 18 años en el poder, parece imposible que Acción Nacional revalide la gubernatura. Fernando Guzmán, en su momento secretario de Gobierno del actual mandatario, Emilio González Márquez, carga con el desprestigio, los yerros y oposición a éste, quien apenas el sábado cooperó, así fuera de forma involuntaria, para que se alcanzara un récord Guiness en la capital jalisciense, el de la mentada de madre más sonora, con 122 decibeles.

 

En abril de 2008, durante una cena, el gobernador se jactó de las donaciones que había autorizado para organismos religiosos, como los 90 millones entregados para la construcción de un santuario o la entrega de un banco de alimentos, de insultó a quienes se oponían a ese tipo de acciones. “La gente voto por mí, porque yo haga realidad lo que me comprometí en campaña. Me vale madre si a algunos periódicos no les gusta. Digan lo que quieran, chinguen a su madre”.

 

Las críticas por el episodio abundaron, no sólo por el lenguaje, sino que el discurso era incoherente, la dicción atropellada, el gobernador tuvo que pedir perdón; tiempo después canceló el polémico donativo a la iglesia, aunque no fue la última ocasión en que su lengua lo metió en problemas. En octubre de 2010, en un acto público, González dijo que él consideraba matrimonio a la unión de hombre y mujer, porque a otro tipo de uniones no le había “perdido el asquito”.

 

Además de los tropezones del gobernador, otro factor ha influido en la mala calificación a las gestiones panistas, ya que la violencia desatada tras la muerte de Ignacio Coronel, en julio de 2010, durante un operativo del Ejército, alteró la tranquilidad del estado debido a la lucha por el control de la entidad que emprendieron organizaciones criminales.

 

El PRI aprovechó esta situación y en 2009 Sandoval, apoyado por su partido y por uno de los poderes reales de Jalisco, Raúl Padilla –quien domina la Universidad de Guadalajara, que tiene preparatorias en cada municipio tapatío, ejerce casi sin oposición un presupuesto de ocho mil 800 millones, y gestiona exitosas empresas privadas como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el Auditorio Telmexganó el puesto de mayor influencia luego del gobernador, la alcaldía de Guadalajara.

 

La trayectoria de Sandoval tiene paralelismos con la del candi dato presidencial priista: ambos son jóvenes, sus administraciones tuvieron logros y recibieron gran atención de la TV; es más, hasta su peinado es igual.

 

A su favor tiene otro hecho: sus oponentes están divididos, al grado que la izquierda, que lleva candidato común en casi todos los estados donde hay elección para gobernador, presentó a dos aspirantes, al ex panista Martínez Garza y Enrique Alfaro, presidente municipal con licencia de Tlajomulco, representante del Movimiento Ciudadano.

 

Considerado ganador de los dos debates del Instituto Electoral de Jalisco, Alfaro, hijo de un ex gobernador priista, centra su estrategia final en el llamado al voto útil, tanto de los pocos perredistas que hay en el estado, como de panistas que no desean el regreso del PRI.

 

En este sentido, Alfaro buscará aprovechar el descontento contra el gobernador blanquiazul, al tratar de conseguir el apoyo de panistas, principalmente al interior del estado, por lo cual, incluso ofreció incorporar a políticos de AN dentro de su gobierno.

 

“No tengo fobia a los panistas que buscan la democracia, pero sí a los rateros. Por supuesto, no voy a convocar a mi gobierno a ningún funcionario del actual gobierno panista de Emilio González, esos fallaron”, dijo Alfaro.

 

La estructura territorial de Alfaro se concentra principalmente en casi 35% en la zona metropolitana de Guadalajara, incluyendo Tlajomulco (municipio del que fue alcalde), otro 46% en el interior del estado y 20% en Tonalá y Tlaquepaque, siendo el distrito electoral seis con sede en Zapopan el principal punto débil de su campaña.