En poco tiempo Cristina Díaz pasó de discreta diputada federal a número 2 del PRI, en la dirigencia de Humberto Moreira. Durante esta campaña se ha convertido en una correa de transmisión entre el militante de a pie y la cúpula del partido y se dice orgullosa de sus recorridos en pueblos que nunca habían sido visitados por un funcionario priista de alto nivel.

 

¿Por qué optó por una forma tan abierta de hacer política si puede tener costos?

 

Llego de hacer política muy local, sí con conocimiento de lo nacional porque ya era tres veces diputada federal y sí con los personajes de la política nacional que saben quién es Cristina, por el trabajo de Nuevo León y porque he estado de delegada en diferentes estados, pero no al nivel que estoy, en la secretaría general Fue difícil en principio, nunca hay principios fáciles, hubo de todo, días buenos y muy malos, pero siempre en la perseverancia de lograr esta oportunidad de estar en la política nacional.

 

¿Lo valoraron también el candidato y el presidente?

 

No sé que digan el candidato o el coordinador de campaña Luis Videgaray, que sí es fanático del twitter, si ven que Cristina está en un pueblo como Piedraimán o en otro como Luis Moya, estoy yendo a lugares en que nunca habían visto un dirigente nacional, si estamos debajo de un tejabán en el mitin yo me tengo que acoplar y tengo que respetar cómo lo hacen y hacerlo con el mismo entusiasmo

 

¿Se siente capaz de ser la coordinadora de los senadores priistas?

 

Cada oportunidad que me da el partido es un reto y desafíos.

 

¿Cuál ha sido su experiencia desde que llegó a la dirigencia a este momento?

 

Es que la experiencia de este año ha sido como haber concluido la maestría, es una pregunta difícil porque se puede malinterpretar, pero sí te puedo decir que cada oportunidad que te da el PRI es un reto y un desafío porque no nada más mides capacidades sino es saber atender coyunturas como me sucedió en la secretaría general cuando llegué hace un año.

 

¿Cómo vive su cargo en el PRI?

 

La secretaría general, como la entendió Cristina Díaz, era que tenía que abrir las puertas y salir al encuentro con los militantes y estar siempre en la disposición de atenderlos, de servirles, porque con nostalgia recordaba cómo veía, cuando era militante local, a un dirigente nacional, lo veía como algo inalcanzable, por eso abro la secretaría general y hasta en cierta manera se democratiza internamente. Así lo hice en Nuevo León cuando fui presidenta del PRI estatal, igual abrí las puertas de la presidencia y había líderes vecinales, de comunidades ejidales que nunca habían cruzado la sala de un dirigente. Las abro porque el militante es tan valioso, como el que está en la dirigencia. Entendí así la agenda del secretario general, no sólo fue atender la agenda del presidente, sino llevar la agenda interior del partido, lo que me permitió tender muchos puentes hasta con comités municipales.

 

¿Cómo vivió la salida de Humberto Moreira de la presidencia?

 

La etapa de la transición fue un momento difícil para el partido porque había que valorar que el presidente Humberto Moreira dejó cinco estados ganados y bien ganados, como fue el Estado de México o la recuperación de Michoacán. Esa etapa fue muy delicada y había que cuidarla sobremanera en la responsabilidad de una dirigencia interina y analizando el pasado cuántas veces el partido se fragmentó en esas transiciones ¿qué tenía como responsabilidad Cristina? Hacer una dirigencia tersa, que no se notara la llegada del nuevo dirigente, que trascendiera sin grandes aspavientos, sin vientos huracanados, porque estaba en juego la candidatura a la presidencia de la República con la posibilidad que tenemos de ganarla y creo que eso seguramente fue valorado por la propia dirigencia y el candidato y en semana santa fue una noticia muy agradable que me dieran la coordinación de campañas al Senado.

 

¿Cómo ve la elección?

 

Muy competida, aún con la ventaja, ha costado trabajo mantener el ánimo, la perseverancia, el candidato se ha mantenido firme a pesar de los vientos huracanados y los embates que ha recibido, pero ningún aspirante a un puesto de elección popular puede pensar que la tiene fácil, o que la vamos ganando.

 

¿Este trabajo en pequeños poblados está sirviendo para las campañas?

 

A veces pienso que es gente tan humilde y sencilla que no llega a comprender que soy la número dos del PRI nacional, dicen quién sabe quién será esta señora, algunos sí, y dicen nunca había venido nadie de ese tamaño a estar con nosotros por lo menos una hora. Yo creo que hay gente que sí lo valora, desde luego el candidato, el presidente del partido valoran que alguien vaya, a Teopizca, Chilapa, Piedraimán, La Providencia, Kilómetro 42.

 

¿Esta experiencia que está teniendo en todo el país le va a servir como senadora?

 

Me debe servir, te sensibiliza, pero he encontrado a un México muy pobre, la gente viviendo en la miseria y esto es una experiencia de vida, al menos en la partecita que me, toca no puedo fallar ante tantos rostros que vi de tristeza y miseria y su única esperanza es el voto que te dan.